martes, 22 de marzo de 2011

Los obreros salen de las fábricas: esbozo para una generación posible


(versión ampliada de un artículo que sale hoy miércoles 23 de marzo en el suplemento cultural de La Vanguardia -Culturas- escrito por una servidora; la versión impresa no ha podido recoger los matices y ejemplos de la versión ampliada por una simple cuestión de extensión).

En un artículo de Carles Guerra en este mismo suplemento a finales del 2008 titulado El regreso de las fábricas, se preguntaba dónde habían ido a parar las formas de producción cultural alternativas al modelo que instauró el plan administrativo de recuperación de fábricas para la creación cultural, un modelo continuista con respecto a la Barcelona post-olímpica que creció bajo el lema de “Barcelona posa’t guapa”. La alternativa la hallamos en la generación, llámenle postsónar, transmedia o ciberartivista, es decir, los productores culturales que no necesitan mantener una gran infraestructura ni depender exclusivamente de grandes inyecciones económicas. Dejo algunos de los mandamientos que versan sobre estos creadores que han superado ese mundo de fábricas, algunas abandonadas antes de arrancar, otras vacías o momificadas por la inercia.

1-Serás artista, activista, crítico y clínico: El creador es un rastreador, se mueve por todos los medios, por todas las ventanas que ofrecen las TIC y acaba traficando referencias en eventos socioculturales que pasan por los foros de internet, los bares o los live events como las street art parties, los hackmeetings u otros ámbitos en los que se establecen procesos de co-creación, las tradiciones inauguraciones de exposiciones o las actuaciones musicales. Formado en estos lares, el creador asume al mismo tiempo el papel de crítico, teórico y deviene, a la vez, organizador, gestor, manager, productor o artivista. En los nuevos creadores coinciden el modus vivendi i el modus operandi; su vida, su, trabajo y su acción forman parte de un todo indiscernible y ello se refleja en su obra. En Ejercicios Capitales del colectivo WeareQQ vemos cómo preservan un Big Mac en lugar de comérselo. Su nevera, los alimentos que se encuentran dentro queda reflejado en las fotografías, pura traslación de su cotidianidad, perturbada, a la vez, por el proyecto. Esta proliferación de los ámbitos en los que se mueven los creadores nace de su formación, pero también se da en parte por la precariedad del sistema de retribuciones del sector cultural que aprovecha su falaz status ontológico, su aura, para adquirir una actitud paternalista con respecto el trabajador cultural. Estas limitaciones los creadores también saben optimizarlas, un ejemplo está el colectivo Zemos98: transformaron la sección de concurso audiovisual de su festival a un nuevo formato, el Código Fuente, donde un “creador audiovisual” muestra al público cuáles han sido sus referencias audiovisuales. El universo creativo de dicho creador queda amplificado con los ejemplos, el efecto es el de entrar en el obrador del artista, en la cocina, para ver los ingredientes de su imaginario de primera mano.

2-Bricolearás tu vida y resultarás tu obra: Estamos ante una generación de creadores acostumbrados a autorepresentarse a diario, como Alicias frente un espejo hambriento Como decían los Zemos98: Somos expertos de nada y amateurs de todo. Do It Yourself. Hazlo tú mismo y, además: ¡hazte a tí mismo! El fácil acceso de esta generación a las herramientas de creación ha provocado un aumento potencial y efectivo de la creatividad, rompiendo definitivamente con los compartimentos de alta y baja cultura. Pero además ha hecho caer el valor de las imágenes corporativas, el peso de las grandes marcas, a favor de una estética más personalista apoyada en los procesos de autogestión y autoconstrucción. Como si hablaran un idioma no heredado, los creadores utilizan todas las herramientas que tienen a mano y las combinan a su libre arbitrio más allá de la función para la que están pensadas; artistas que crecen en solitario con sus estaciones de loops a cuestas, pienso en L’orquestra dels Luthiers Drapaires, Mursego o Hyperpotamus, cantautores del siglo XXI. También los creadores de super-ventas se bricolean a sí mismos: Imogen Heap tiene un diario a través de su Vblog e incluso ha abierto un concurso en el que la gente envía pistas de ruidos para que formen parte de su último disco. Nos convertimos en co-habitantes de la casa del artista, en vigías de nuestros particulares ídolos que aumentan su popularidad a medida que se asemejan más al vulgo terrenal. Queremos tutearnos, igualarnos, formar parte de la misma tribu.

3-Hiperproducirás e innovarás: Las ventajas del segundo mandamento, junto a una fuerte demanda de programación cultural (que ahora se ha frenado por la sequía económica), ha dejado un lastre de hiperproductividad, de overbooking cultural. En los últimos años uno de los criterios para recibir subvenciones en materia cultural era la “innovación en el sector”, de ahí que acabaran generándose tópicos, palabras clave, tendencias de modelos de proyectos culturales. A la vez esto ha dado una madurez insospechada al sector, un punto de vista autocrítico y el peligro de que se cumpla aquella frase de los Astrud: todo nos parece una mierda, menos lo nuestro.

4-Honrarás el estado: Son expertos en subvenciones, las cuales van ligadas a Planes Directors que rigen los temas a los que los ministerios dedican más fondos, unas veces es la igualdad de género, otras la alianza de civilizaciones, depende de Europa y de los planes estatales. Esto provoca una uniformidad en las temáticas abordadas en los proyectos y un desencanto progresivo de los agentes culturales que ven sometidas sus ganas a toda una retórica burocrática insalvable. Esto también provoca caídas de caballo, yo misma co-dirigía un festival dedicado a la cultura libre y popular que cuando entró la Ministra Sinde dejó de percibir dinero del Ministerio debido a su proteccionismo in extremis de todas las cuestiones vinculadas con la propiedad intelectual. Al estado no le importa si te ayuda o si ayunas, es un aparato de clasificación y desclasificación; pero sus aportaciones, por otro lado, son indispensables para el desarrollo cultural.

5-Amarás la ciberrealidad más que a ti mismo: En el anverso del proceso de gentrificación al que asistimos con el modelo post-olímpico, está la vitalidad deslocalizada de la ciberesfera. Es innegable que esta generación vive de y en las redes sociales como pez en el agua. La ciberrealidad permite crear sin invertir capital financiero, sino humano y creativo, da acceso casi gratuito al conocimiento y genera nuevos lugares de producción e intercambio, nuevos flujos horizontales, frente al verticalismo del modelo cultural precedente. Estos nuevos creadores culturales sirven de filtro y de guía en el tsunami informativo de la red. Por eso mismo, como ya decía Brad Neuberg en el 1995 (y como nos han recordado este año desde el FCForum –Foro para el acceso a la cultura y al conocimiento-): es importante preservar la libertad y neutralidad de la red. Neuman, en su “manifiesto para el cyberespacio” decía que ninguno de los países físicos debería tener el derecho de jurisprudencia sobre los asuntos de estas comunidades, puesto que el ciberespacio es un país en si mismo con sus propias reglas. Como decía José Luis Brea, Internet no modifica las relaciones sujeto-máquina, sino que genera nuevas relaciones entre sujetos. Finalmente Internet permite establecer contacto y filiaciones más allá del género, la edad, la clase social, casi transmutando el dicho wittgensteniano: “los límites de mis relaciones son los límites de mi mundo”.

6-Trabajarás desde la (in)dependencia: Harun Farocki, Hito Steyerl, María Ruido, son muchos los creadores culturales que han puesto en relación el modelo fordista de la fábrica con el modelo museístico de producción cultural. Esta nueva generación de nómadas, por contra, simbiotiza con los centros culturales híbridos, con la calle, con los intersticios del arte, cuando pueden al margen de lo que Hans Haacke llama “los gestores y la industria de la conciencia”. Todo lo que era fábrica, se ha convertido en museo, pero los obreros salieron de ella, quizás para no volver a entrar. La contrapartida negativa a esta situación es la enorme masa de agentes culturales autónomos que trabajan desde su pseudo-independencia para las instituciones culturales, sin estar protegidos legalmente y a la vez sin poder gozar de los anchos campos de una verdadera autonomía.

7-Crearás desde procesos abiertos: Frente a la fiebre por lo nuevo, las obras se tornan proyectos que se concretan en procesos. Muchos artistas se nutren de la herencia de la performance, del documental etnográfico y de las andaduras de Cindy Sherman. El video online lo ha acelerado: Internet es una ventana abierta a lo íntimo donde se caligrafían los procesos artístico-vitales de una masa de prosumers necesitados de ojos, amor y comprensión. Lo nuestro es puro teatro, pero en el juego de auto-escenificación hay grandes dosis de aprendizaje y creatividad; los espejos, por muy deformantes que sean, siempre acaban reflejando alguna verdad.

8-Tu obra será multi o no será: Las etiquetas de las disciplinas tradicionales ya no sirven para definir nuestras actividades habituales: somos multidireccionales, multidisciplinares y nos proyectamos en multipantallas. Como decía Miquel Noguera: Viva el Lied, viva el Power Point.

9-Creerás en el poder de las masas: Han encontrado nuevas formas de financiar sus proyectos más allá de los canales habituales. Creen en el poder de la masa, esto es, en el crowdfunding, en la micro-producción o micro-mecenazgo, en la financiación on demand. Ejemplos de ello se pudieron ver en el 1r Festival Crowdfunding. De la gesamtkunstwerk, pasando por la fábrica-museo, para llegar a la red de co-creadores. Este fenómeno de participación popular también tiene sus efectos colaterales, lo vemos en el concurso que hicieron el museo Guggenheim junto a Youtube titulado Youtube Play y que, debido al éxito de convocatoria, ahora ya lleva el subtítulo de Biennial of Videocreation. Recibieron 23.000 solicitudes y sólo 25 ganaron, siendo el premio su exhibición en el Guggenheim en una gran noche de gala (digna de Tele5). Cuando el modelo freemium pasa por las grandes instituciones del arte, uno tiene la sensación de retroceder al modelo aurático de “los gestores de conciencias”.

10-No te inclinarás ante ninguna imagen: la samplearás: El nuevo creador es, ante todo, un homo sampler (como decía Eloy Fernández-Porta). El remix está en la base de la cultura, en los orígenes del arte, pero si alguien lo había olvidado, está generación es ávida experta en el tema. A veces lo hacen de forma lúdica (como lo hacía Duchamp, el cual no creo que pagara royalties a los herederos de Leonardo por ponerle unos bigotes a la Mona Lisa), a veces reinterpretando la historia (DJ Spooky). Para apropiarte de algo antes tienes que haber pasado por ello, con lo que el remix se instaura, no sólo como una práctica creativa, sino como una herramienta educativa de base. Esta práctica está siendo perseguida por el endurecimiento de la ley Europea y estatal sobre la regulación de la propiedad intelectual. Farocki decía, con razón, que no se puede pagar a un editor cada vez que se cita a Foucault, todo esto no exime que se mida el contexto y se regule. Ésta es una generación que a menudo tiene la sensación de que le están tomando el pelo, y, aún así, sigue alimentando sus quijotadas, este vivero cultural, esquivando con las facturas debajo del brazo las aspas de los molinos de viento y la incertidumbre general.