jueves, 9 de enero de 2014

CRÓNICA DE UN DÍA EN EL BLOQUE SALT DE LA PAH / CRÒNICA D'UN DIA EN EL BLOC SALT DE LA PAH

(Texto aparecido en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia el 8 de enero del 2014; versión castellana)

El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos

22 de marzo del 2013: un bloque de pisos del SAREB (Sociedad de Gestión de Activos Immobiliarios Procedentes de la Reestructuración Bancaria), conocido como “banco malo” (un 45% del cual es presupuesto público) que llevaba tres años vacío es “ocupado” por familias desahuciadas. El objetivo del SAREB es malvender el “patrimonio público” (hablamos de pisos rescatados con fondos públicos), una buena parte a inversores extranjeros privados que, a la vez, volverán a especular con él. Es el octavo bloque en España que se libera. Actualmente hay quince.

16 de octubre del 2013: el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo suspende el desalojo de la Obra Social PAH de Salt (el bloque de pisos liberados donde viven 15 familias -43 personas-). Este punto de inflexión marca un antes y un después.

5 de noviembre del 2013, Estrasburgo: el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos levanta la suspensión de desalojo, se deja a manos del Juzgado de instrucción número 3 de Girona la decisión negociando con la Agencia Catalana de Vivienda y el abogado de la PAH, Benet Salellas, el realojo de las familias. La PAH ha intercedido en el realojo de más de 700 personas.

Una gran familia

18 de noviembre del 2013: me encuentro con las familias de la Obra Social PAH de Salt (más conocido como “bloque Salt”). Me acoge Mónica Bertran y mi cicerona será Doris, a pesar de que por el comedor comunitario pululen Bouchra, Yabu o Dora. Es el primer día que reciben correspondencia, por fin han podido registrarse en el censo local, es la confirmación del padrón: han empezado las mujeres con hijos, puesto que el censo es el primer paso para la escolarización y el acceso a la sanidad. El bloque está precedido por un gran huerto en forma de laberinto griego que hicieron más de un centenar de personas en un solo día. Por entre los árboles están las gallinas. El huerto y las gallinas proveen de alimentos al bloque, “también nos ayuda el hombre del bar, y los bomberos, que nos llevan pan para un mes”, dice Doris. Ella recuerda cuando los niños aprendieron, alucinados, que las gallinas hacían huevos y el gusto de los alimentos no envasados. En el bloque llegaron algunas familias con niños que no pasaban de los dos años, niños que no hablaban, temerosos de todo, niños que hoy en día están completamente integrados en esta gran familia que es la comunidad del bloque. De hecho, para ellos es un orgullo formar parte del proyecto, y en la escuela lo viven como una heroicidad, también sus compañeros. Ningún niño quiere volver a la insalubre vida anterior. Esta convivencia multi-cultural e inter-generacional del bloque y sus efectos positivos sobre todos los habitantes me hace poner un gran interrogante sobre la estabilidad y necesidad de la familia nuclear blanca.

Organización

Doris lleva trece años en Girona, en 2011 perdió la casa, le aplicaron la “dación en pago”, una solución parcial que no resuelve el problema de la vivienda básica, su marido se fue a Brasil, le diagnosticaron una enfermedad ocular degenerativa que acabará dejándola ciega y se quedó sola, sin nada y con tres hijos. Doris estuvo tres meses yendo cada día a la entidad bancaria, sin casa y sabiendo que mientras ella estaba en la calle había centenares de pisos vacíos. Cuando Doris descubrió la PAH, casi como un milagro, la respuesta vino sola. No tardaron a instalarse en el bloque de Salt, a “liberarlo” como dicen ellas (puesto que la mayoría de habitantes del bloque son mujeres). Al principio hicieron una selección de familias y se ubicaron progresivamente, ya que no podían juntar familias completamente destrozadas, no hubiera sido productivo, puesto que el bloque quería instaurarse, desde el primer momento, como un símbolo de lucha. Las familias que viven allí son de culturas de diferente procedencia y con estructuras parentales muy diferentes. “Nunca hubiera pensado que tendría que tener en cuenta cosas como el Ramadán para organizar las asambleas”, dice Doris, “de la misma forma que los maridos de las compañeras musulmanas que viven allí no hubieran pensado nunca que acabarían con un delantal y respondiendo a la gestión de las mujeres”. Cada familia vive en un piso, que no son de lujo como dijo el Alcalde de Salt (“Estos pisos de lujo no son para vosotros”), a pesar de que comparten algunos servicios: comedor, lavadora y congelador comunitarios. El consumismo desenfrenado nos ha hecho esclavos de muchas máquinas y pagamos por ello un precio muy caro, pudiéndolo evitar. Al principio de vivir allí tuvieron continuados cortes de agua, incluso un día vinieron a soldar los grifos para que no pudieran tener más agua y tuvieran que irse, pero las mujeres lo impidieron, agarrándose instintivamente a los grifos y poniéndose dentro del muro de cemento armado que la entidad bancaria había mandado construir para que no tuvieran acceso al agua. También al principio montaban guardias rotativas, como si fueran fugitivas, ilegales, cuando si de algo huyen es, precisamente, de la miseria que el propio sistema favorece.

Desculpabilización

Lo llaman banco malo para darnos la sensación que los otros son buenos, pero todos son iguales”, dice Doris. Ahora es capaz de llamar las cosas por su nombre gracias al apoyo de la PAH. De hecho, una de las tareas principales de la PAH son los procesos de desculpabilización de las familias. Una sociedad que gira alrededor del dinero expulsa todo aquel que no puede ganarlo ni gastarlo, lo exilian, lo culpan y lo averguenzan. La PAH explica a las familias el funcionamiento del sistema para que vean que ellos, más que culpables, son víctimas, pero transitorias, evidentemente. A esto cabe añadir que algunas de estas familias son inmigrantes, que es una doble sensación de aislamiento permanente: el hecho de ser un inmigrante, y el hecho de no tener dinero ni trabajo. En este proceso de “despertar” está el hecho de tener alguien con quien interlocutar, que te escucha y que te orienta, que te da opciones, a la inversa del gobierno y las entidades bancarias que destacan por su irresponsabilidad e inhumanidad. “Los bancos llamaban a las familias cada día, incluso lo habían perseguido hasta los colegios de los hijos”, dice Doris. Muchas familias se sentían culpables de ser inmigrantes, culpables de no tener nada, algunos incluso venían de situaciones familiares muy desestructuradas (hablamos de maltrato de género) y en el bloque han encontrado la salud mental necesaria y la fuerza grupal, aparte de tener acceso a los mínimos “comunes” de la existencia: la comida y la casa. “Duermo de forma plácida porque sé que me levanto y al día siguiente tengo comida. Antes no pasaba siempre”, dice Doris.

Acciones

Al principio la única opción que les daban era que fueran a vivir con otras familias, como si fueran una pila de trozos de carne. La administración, de natural, sólo responde a las entidades bancarias maltratando todas estas familias, potenciando el sentimiento de vergüenza, hasta que apareció la PAH, las camisas verdes y la posibilidad de hacer frente a una situación que si a alguien tendría que avergonzar es, precisamente, a los bancos y a los políticos. ¿Cómo se puede resistir sin dinero? La PAH ha demostrado que se puede, si hay voluntad colectiva de que las cosas cambien. Las familias se reúnen una vez a la semana en el bloque, y también hacen una reunión semanal externa. Como comenta Doris: “Hemos pasado del niño al adulto en un día, al principio íbamos a todos los plenos del Ayuntamiento, entrábamos, después nos recibieron los representantes de la Generalitat, aunque la reunión la hicimos en la calle y, finalmente, los medios de comunicación nos llamaban, conseguimos reuniones con la SAREB y hemos llegado a Europa; ahora ya no vamos a los plenos, ya no es un problema local, sino europeo”. Su objetivo es cambiar la Ley, de hecho, la nueva Ley de Seguridad Ciudadana que quiere aprobar el PP no hace, sino, acorralar los escraches con multas imposibles, y en esta propuesta de ley queda reflejada la fuerza del movimiento y la amenaza que supone para el gobierno. Según Doris, “los políticos no conocen la realidad, no pueden hablar de esto porque no lo han vivido ni sentido, ni se lo imaginan. Se han alejado tanto que sólo defienden sus intereses”. La PAH ha recibido ofertas para entrar a formar parte de partidos políticos, pero no se quieren politizar, tampoco quieren mezclar la religión (aunque no ha habido ninguna comunidad religiosa que les haya ofrecido ayuda, excepto Cáritas). “No queremos caridad, no queremos el pez, queremos pescar”, refuerza Doris. Dora y Doris hablan de los compañeros muertos, los que se han suicidado, “antes que luchar, la gente se va y no vuelve”, dice Dora, “estas son las víctimas que se pagan”. Doris vino desilusionada de Chile, familiar de ejecutado político durante la época de Pinochet, fue una gran activista para la instauración de la democracia en el país; “aquí hay una dictadura, sólo faltan los sonidos de las balas y la gente no despierta”, dice. Este colectivo de luchadoras que ha hecho llorar a más de un guarda de seguridad de los bancos, sabe que el camino es largo, que la lucha es difícil y que se puede hacer a través de varios frente, por ejemplo, el 29 de noviembre Doris hizo de sí misma en Migraland, una obra de teatro dirigida por Álex Rigola y estrenada en el contexto de Temporada Alta. Lo que está claro es que la mayoría de gente a menudo nos aferramos a lo poco que tenemos y que no queremos perder antes que luchar por el bien común. Pronto, incluso el alma será privada y mercantilizada y Fausto será de un naturalismo estremecedor.

26 de noviembre del 2013: acabo el texto y el juez señala una nueva fecha de desalojo del bloque, el 27 de noviembre.

27 de noviembre del 2013: el bloque recibe el soporte popular y de la PAH y no los desalojan. Continúa la lucha, la orden de desalojo, las negociaciones antes una administración vendida al mejor postor.

13 de diciembre del 2013: la policía de la Generalitat desaloja el Bloc Salt. Doris decide continuar la resistencia y se queda a vivir en una tienda de campaña en medio del huerto.


(versió catalana)

El Tribunal Europeu dels Drets Humans

22 de març del 2013: un bloc de pisos del SAREB (Societat de Gestió d’Actius Immobiliaris Procedents de la Reestructuració Bancària), conegut com a “banc dolent” (un 45% del qual és pressupost públic) que portava tres anys buit és “ocupat” per famílies desnonades. L’objectiu del SAREB és malvendre el “patrimoni públic” (parlem de pisos rescatats amb fons públics), una bona part a inversors estrangers privats que, a la vegada, tornaran a especular amb ell. És el vuitè bloc a Espanya que s’allibera. Actualment n’hi ha quinze.

16 d’octubre del 2013: el Tribunal Europeu dels Drets Humans d’Estrasburg suspèn el desallotjament de l’Obra Social PAH de Salt (el bloc de pisos alliberats on viuen 15 famílies -43 persones-). Aquest punt de inflexió marca un abans i un després.

5 de novembre del 2013, Estrasburg: el Tribunal Europeu dels Drets Humans aixeca la suspensió de desallotjament, es deixa a mans del Jutjat de instrucció número 3 de Girona la decisió negociant amb l’Agència Catalana de Vivenda i l’advocat de la PAH, Benet Salellas, el reallotjament de les famílies. La PAH ha intercedit en el reallotjament de més de 700 persones.

Una gran família

18 de novembre del 2013: em trobo amb les famílies de l’Obra Social PAH de Salt (més conegut com a “bloc Salt”). M’acull la Mònica Bertran i la meva cicerona serà la Doris, malgrat pel menjador comunitari pul·lulin la Bouchra, la Yabu o la Dora. És el primer dia que reben correspondència, per fi han pogut registrar-se en el cens local, és la confirmació del padró: han començat les dones amb fills, donat que el cens és el primer pas per l’escolarització i l’accés a la sanitat. El bloc està precedit per un gran hort en forma de Laberint Grec que van fer més d’un centenar de persones en un sol dia. Per entre els arbres hi ronden les gallines. L’hort i les gallines proveeixen d’aliments al bloc, “també ens ajuda l’home del bar, i els bombers, que ens porten pà per un mes”, diu la Doris. Ella recorda quan els nens van aprendre, astorats, que la gallines feien ous i el gust dels aliments no envasats. Al bloc van arribar algunes famílies amb nens que no passaven dels dos anys, nens que no parlaven, temerosos de tot, nens que avui en dia estan completament integrats en aquesta gran família que és la comunitat del bloc. De fet, per ells és un orgull format part del projecte, i a l’escola ho viuen com una heroïcitat, també els seus companys. Cap dels nens vol tornar a la seva insalubre vida anterior. Aquesta convivència multi-cultural i inter-generacional del bloc i els seus efectes positius sobre tots els habitants em fa posar un gran interrogant sobre l’estabilitat i necessitat de la família nuclear blanca.

Organització

La Doris porta tretze anys a Girona, el 2011 va perdre la casa, van aplicar-li la “dació en pagament”, una solució parcial que no resol el problema de la vivenda bàsica, el seu marit va marxar a Brasil, li van diagnosticar una malaltia ocular degenerativa que acabarà deixant-la cega i es va quedar sola, sense res i amb tres fills. La Doris va estar tres mesos anant cada dia a l’entitat bancària, sense casa i sabent que mentre ella estava al carrer hi havia centenars de pisos buits. Quan la Doris va descobrir la PAH, quasi com un miracle, la resposta va venir sola. No van tardar a instal·lar-se al bloc de Salt, a “alliberar-lo” com diuen elles (donat que la majoria d’habitants del bloc són dones). Al principi van fer una selecció de famílies i s’hi van ubicar progressivament, ja que no podien juntar famílies completament destrossades, no hagués estat productiu, donat que el bloc volia instaurar-se, des del primer moment, com un símbol de lluita. Les famílies que hi viuen són de cultures de diferent procedència i amb estructures parentals molt diferents. “Mai hagués pensat que hauria de tenir en compte coses com el Ramadà per a organitzar les assamblees”, diu la Doris, “de la mateixa manera que els marits de les companyes musulmanes que viuen aquí no haguessin pensat mai que acabarien amb un davantal i responent a la gestió de les dones”. Cada família viu en un pis, que no són de luxe com va dir l’Alcalde de Salt (“Aquests pisos de luxe no són per a vosaltres”), malgrat comparteixen alguns serveis: menjador, rentadora i congelador comunitaris. El consumisme desenfrenat ens ha fet esclaus de moltes màquines i en paguem un preu molt car, podent evitar-ho. A l’inici de viure allà van tenir continuats talls d’aigua, un dia fins i tot, van anar a soldar les aixetes perquè no poguessin tenir més aigua i haguessin de marxar, però les dones d’allà van impedir-ho, aferrant-se instintivament a les aixetes i posant-se dins el mur de ciment armat que l’entitat bancària havia manat construir perquè no tinguessin accés a l’aigua. També al principi muntaven guàrdies rotatives, com si fossin fugitives, il·legals, quan si d’alguna cosa fugen és, precisament, de la misèria que el propi sistema afavoreix.

Desculpabilització

Li diuen banc dolent per donar-nos la sensació que els altres són bons, però són tots iguals”, diu la Doris. Ara és capaç de dir les coses pel seu nom gràcies al recolzament de la PAH. De fet, una de les tasques principals de la PAH són els processos de desculpabilització de les famílies. Una societat que gira al voltant dels diners expulsa tot aquell que no pot ni guanyar-los ni gastar-los, l’exilien, el culpen i l’avergonyeixen. La PAH explica a les famílies el funcionament del sistema perquè vegin que ells, més que culpable, en són víctimes, però transitòries, evidentment. A això cal afegir que algunes d’aquestes famílies són immigrants, que és una doble sensació d’aïllament permanent: el fet de ser un immigrant, i el fet de no tenir diners ni treball. En aquest procés de “despertar” hi ha el fet de tenir algú amb qui interlocutar, que t’escolta i que t’orienta, que et dóna opcions, a la inversa del govern i les entitats bancàries que destaquen per la seva irresponsabilitat i inhumanitat. “Els bancs trucaven a les famílies cada dia, fins i tot els havien perseguit fins els col·legis dels fills”, diu la Doris. Moltes famílies se sentien culpables de ser immigrants, culpables de no tenir res, algunes fins i tot venien de situacions familiars molt desestructurades (parlem de maltractaments de gènere) i en el bloc han trobat la salut mental necessària i la força grupal, apart de tenir accés als mínims “comuns” de l’existència: el menjar i la casa.  “Dormo de forma plàcida perquè sé que m’aixeco i al dia següent tinc menjar. Abans no passava sempre”, diu la Doris.

Accions

Al principi l’única opció que els hi donaven era que anessin a viure amb altres famílies, com si fossin una pila de trossos de carn. L’administració, de natural, només respon a les entitats bancàries maltractant a totes aquestes famílies, potenciant-ne el sentiment de vergonya, fins que va aparèixer la PAH, les camises verdes, i la possibilitat de fer front a una situació que si a algú hauria d’avergonyir és, precisament, als bancs i als polítics. Com es pot resistir sense diners? La PAH ha demostrat que es pot, si hi ha voluntat col·lectiva de que les coses canviin. Les famílies es reuneixen una vegada a la setmana en el bloc, i també fan una reunió setmanal externa. Com comenta la Doris: “Hem passat del nen a l’adult en un dia, al principi anàvem a tots els plens de l’Ajuntament, hi entràvem, després van rebre’ns representants de la Generalitat, tot i que la reunió la vam fer al carrer i, finalment, els mitjans de comunicació ens cridaven, vam aconseguir reunions amb la SAREB i hem arribat a Europa; ara ja no anem als plens, ja no és un problema local, sinó europeu”. El seu objectiu és canviar la Llei, de fet, la nova Llei de Seguretat Ciutadana que vol aprobar el PP no fa, sinó, acorralar als “escarnis” (escraches) amb multes impossibles, i en aquesta proposta de llei queda reflectida la força del moviment i l’amenaça que suposa pel govern. Segons la Doris, “els polítics no coneixen la realitat, no poden parlar d’això perquè no ho han viscut ni sentit, ni s’ho imaginen. S’han allunyat tant que només defensen els seus interessos”. La PAH ha rebut ofertes per entrar a formar part de partits polítics, però no es volen polititzar, ni tampoc volen mesclar la religió (tot i que no hi ha hagut cap comunitat religiosa que els hi hagi ofert ajuda, excepte Caritas). “No volem caritat, no volem el peix, volem pescar”, reforça la Doris. La Dora i la Doris parlen dels companys morts, els que s’han suicidat, “abans que lluitar, la gent marxa i no torna”, diu la Dora, “aquestes són les víctimes que es paguen”. La Doris va venir desil·lusionada de Chile, familiar d’executat polític durant l’època de Pinochet, va ser una gran activista per la instauració de la democràcia al país; “aquí hi ha una dictadura, només falten els sons de les bales i la gent no desperta”, diu. Aquest col·lectiu de lluitadores que han fet plorar a més d’un guarda de seguretat dels bancs, sap que el camí és llarg, que la lluita és difícil i que es pot fer a través de varis fronts, per exemple, el 29 de novembre la Doris va fer d’ella mateixa a Migraland, una obra de teatre dirigida per Àlex Rigola i estrenada en el context de Temporada Alta. El que està clar és que la majoria de la gent sovint ens aferrem al poc que tenim i que no volem perdre abans de lluitar pel bé comú. Aviat, fins i tot l’ànima serà privada i mercantilitzada i Faust serà d’un naturalisme esglaiador.

26 de novembre del 2013: acabo el text i el jutge marca una nova data de desallotjament del bloc, el 27 de novembre.

27 de novembre del 2013: el bloc rep el suport popular  i de la PAH i no els desallotgen. Continua la lluita, l’ordre de desallotjament, les negociacions davant d’una administració venuda al millor postor.

13 de desembre del 2013: la policia de la Generalitat desallotja el Bloc Salt. La Doris decideix continuar la resistència i es queda a viure en una tenda de campanya enmig de l’hort.



ALGUNES IMATGES DE JOANOT CORTÈS: