jueves, 6 de enero de 2011

LA VIDA DE ZA! De los pantalones de cuero con ortigas al megaflow


ZA - Megaflow (teaser) from Natxo Medina on Vimeo.

Ayer fue un día de celebraciones y de lutos, los Reyes Magos nos trajeron un maravilloso concierto de Za! (que en febrero sacan nuevo disco) y Nisei (que tocaron su último concierto porque se acabó, de momento, lo bueno que se daba). Nisei sacó en el 2007 uno de los mejores discos del indie español, Continents, y su enorme carrera no ha parado hasta ayer. Nunca un funeral, desde la escena del entierro de Bob en My Own Private Idaho, había sido tan alegremente catárquico. El concierto empezó con Nanavividedeñaña, uno de los temas que formarán parte del nuevo disco de Za! que se titulará Megaflow! y que está grabado por Santi García en los Estudios Ultramarinos Costa Brava y masterizado por Jeff Lipton (Battles, Arcade Fire, etc.), y que será editado en diferentes formatos por Acuarela, Gandula y el sello alemán Discorporate Records. En el concierto de ayer ambos grupos nos rebentaron, para bien, los oídos y el corazón a partes iguales. En el público, sus amigos (entre ellos el ex bajista Alberto Alegre) y todos los fieles, dábamos crédula fe de asistir a uno de los mejores espectáculos musicales del año, certificábamos que la música siempre ha sido, y siempre será, una celebración de la tribu, se llame como se llame ésta. Cualquier etiqueta se queda corta para describir la música que hacen Edu y Pau: tribal, post-punk, post-rock-core, afro-beat, free-jazz, pop coreano, melodías de Mali, trip hop de Mauritania, free-noise… Nada, nada como la definición que ellos mismos (riéndose, eso sí), se dan: “rock esglaonat”, megaflow y energía subnormal. Lo suyo es esto, pura energía, pero hay más. Sus influencias son muchas, y las que podemos citar se quedan cortas, sólo hace falta echar el ojo a la tracklist que hicieron para una sesión sobre “la música que nos gusta”: desde los cantos guturales de Tuva de Longar Ol-Ondar, pasando por el África de Coltrane, las tormentas de Fugazi o Rage Against The Machine, hasta llegar a las progresiones de Slint o Tortoise y a las melodías de Stravinsky y de Vinicius de Moraes. Pero seguimos en lo mismo, ningún grupo sirve para definir su modus musicandi. Ellos nos han enseñado, también, a releer de nuevo esa “música que les gusta” y, de paso, a reirnos un poco de ella, certificando el viejo dicho de “donde hay amor: escucha la risa”.

Za! empezaron siendo tres, aunque, como ya se ha repetido muchas veces, parezcan los 300 de la Batalla de las Termópilas encima del escenario. Alberto Alegre se retiró, según se cuenta, por amor en Camboya, y allí se quedaron Edu y Pau, reestructurando ausencias con nuevos instrumentos y dosis de electricidad bien dosificada. Lo primero que sacaron los Za! fue Eki eki eki Kazaam! a través de un pequeño sello llamado Práctico!Records en el 2006 y grabado en el estudio Maikmaier que llevan Jens y Mike. No es en balde que Jens sea antiguo miembro de 12Twelve, que un poco tiempo después empezarían a incubar su divorcio, una de las mejores y más sorprendentes bandas españolas (ahorro definiciones, sus canciones pueden disfrutarse en su web), banda de la que Za!, es, inevitablemente, deudora. Otros personajes claves se han cruzado en la carrera de los Za!, Santi García (su gurú, como le llaman), grabó en su estudio el 2009 Macumba o Muerte, firmando ya por el sello Acuarela; el disco fue masterizado por Bob Weston, uno de los miembros de Shellac, grupo de math rock o noise en el cual también se encuentra Steve Albini, que ha editado un puñado de artistas (Nirvana, Slint, Mogwai, Goodspeed You! Black Emperor, etc.) que gotean, queriendo o sin querer, en los corazones de aquellos que se llaman a sí mismos Za!

Significativo de su modus operandi es el hecho de que colaboren y hayan colaborado con otras bandas: La Orquesta del Caballo Ganador (formación que los incluye como parte de la banda junto a algunos miembros de Betunizer, entre otros), Pony Bravo o los ya mencionados Nisei (aparte de los conciertos conjuntos han editado a través de Gandula y Bcore un 7” titulado Chez Alphonse, recién salido del horno).

En un momento en que las bandas se maquetan antes de empezar a practicar la música, en que se inventan la carátula, el atrezzo y las declas antes de aprender a tocar, Za! da la vuelta a la tortilla y antecede la pasión por la música a cualquier otra cosa. Cuando parece que el laconismo del gesto y una cotidianidad abúlica filtrada en letras infames invade el indie pop y éste se cuela en todos los escenarios, Za! dadaifica el lenguaje, simplifica la puesta en escena como si de un baile de fiesta mayor (en el país de los electroduendes, eso sí) se tratara, se liberan de las convenciones en la manera en cómo comunican su música a los seguidores y a los medios, y todo con una alegría, una potencia y una energía infinitas. Papa Dupau, Spazzfrica Ehd (y cabe añadir al antiguo bajista, Happy A), han sabido crear a su alrededor, no sólo música, sino todo un mundo, y eso no es tarea fácil; sin cálculo, naturalmente, siguiendo ese, su megaflow; sólo hace falta ver los vídeos, escuchar sus declaraciones, leer el blog de su myspace para saber de lo que hablo. Lo suyo es un Sí en mayúsculas a la imaginación creadora. Sí, sí y sí.

No sirve de nada el fervor tradicional del gruppie en el caso de Za!, la manía por aprenderse las letras, por tararearlas, por ponértelas en los politonos, la obsesión por memorizar todos los títulos, las melodías, lo único que sirve es ponerte delante de ellos para ver de lo que son capaces de hacer con su brutal directo: directo y a la vena. Lo suyo es la extra-física: los dos músicos se transforman a través de la música, hay una tensión del cuerpo insuportable (para el espectador atento), un desgaste del músculo que su propia connexión con la música vuelve a menudo imperceptible; las representaciones de los cuerpos en Caravaggio son pintura zen al lado de lo que ellos escenifican. Si en la música o en los músicos el físico es importante, aquí lo es aún más, pero en el sentido opuesto al habitual. Lo físico no es superficie, sino volumen, estructura e instrumento. Ellos mismos devienen una prolongación natural y arrolladora de sus juguetes. No hay pose alguna, sino un equilibrio perfecto entre el control del gesto y el descontrol de la emoción. En una entrevista fantástica que Natxo Sobrado les hizo para Hipersonica, éste les preguntaba cómo afrontaban el sonido de la batería en los temas, a lo que ellos respondieron: “Volvemos al poder de las limitaciones: Spazzfrica Ehd tocaba la guitarra antes de entrar en Za!, por lo tanto no sabe tocar de otra forma. El local lo tenemos al lado del gimnasio y de una tienda de productos energéticos. Así que Spazzfrica Ehd después de tomarse un batido de 100 kilocalorías, pegarse 200 piscinas y una hora y media de abdominales viene al local pensando que la batería es el aparato de bíceps”. En medio de la broma hay algo certero: el duro trabajo al que obliga el hecho de ser una orquesta supersónica formada por dos personas que están dispuestos a tocarlo todo en todo momento, y que además lo hacen (¡y cómo lo hacen!).

En definitiva, que no os perdáis lo nuevo de Za! que saldrá en febrero y, sobretodo, si en una tarde aburrida de domingo, revisando la agenda del periódico local, os dais cuenta que Za! tocan al lado de vuestra casa o de que se os ha perdido algo en Alemania o en Estados Unidos justo cuando aquellos que se llaman a sí mismos Za! están afinando sus instrumentos allí, acercaros a experienciar sus directos, afrontad la explosión musical e incorporad esa alegría, que es anterior a toda forma de intelección, a vuestras vidas. Que los Reyes Magos os traigan Megaflow por un tubo, o dos.