miércoles, 17 de marzo de 2010

I+C+I en el CCCB_mesa redonda sobre multiplataformas

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Estuvo muy bien la sesión de ayer, con este formato TED, unos más aburridos que otros (aburrirse no es tan malo, a veces), pero en general, se aprendieron cosas de todos los ponentes. Es increíble como cada empresa acaba perfilando de un modo similar a sus trabajadores, o lo parece. Cuando veía a Jordi Ferrerons pensaba en Antoni Esteve, el presidente de Lavínia, quien ya me hablaba de lo obsoleto de la TDT (un tipo muy interesante), con su tono apocalíptico y vaticinador: “fuimos los primeros en hacer un streaming el año 1998”, “la TDT no sirve para nada”, y tenía y quizás también tenga ahora razón. Marc Mateu mostró un perfil muy corporativo, sin menospreciar su carrerón y el desarrollo web que está haciendo TV3. Adrià Serra estuvo cercano e hizo un repaso generacional a la mutación de la tecnología circundante y cómo cambia nuestra relación con el día a día. Es curioso que quien nos habló de freakismo, de colaboracionismo etc. fuera Albert Pujades, el empresario que se ha montado inteligentemente al carro, que le hablaron de la web 2.0 y se lo creyó (eso dijo), el que se la jugó y le salió bien el invento, el director de marqueting, el más listo de todos, convincente, evidentemente, que se aprovecha en cierta forma de las sociopatías varias canalizadas a través de la web 2.0 para crear y explotar ad infinitum sus cápsulas gamberras. Terminar con Pons (antes de entrar en El Terrat ya lo sabía prácticamente todo, bueno, o casi) fue un gran acierto, porque después del automarqueting de Sebastiá Mery, y de tanta fraseología sobre la tecnología 2.0, se agradeció un pequeño enfoque hacia los contenidos en si. Porque tenemos que preguntarnos qué vamos a hacer con tantas pantallas, cómo vamos a llenarlas. Si eso no cambia, es mejor no ver nada. ¿Cómo va a cambiar esto nuestra mirada sobre la realidad?¿Cómo va afectar eso a la misma realidad?¿Cuando miremos a nuestro entorno lo estaremos haciendo con mirada de realizador de piezas audiovisuales o como ciudadano crítico (si es que alguna vez lo fuimos)?¿o ambas cosas a la vez?¿Prevalecerá la mirada estética a la ética?¿Pueden estas nuevas ventanas mejorar el mundo?¿Cambiará esto nuestra idea de mundo tal como hasta ahora lo conocíamos?
Luego está “la guerra de los Rose”, es decir, los nichos de mercado: ¿la convergencia de las pantallas (tv, pc, móbil), en qué convergirá?¿una vez todos los ciudadanos ya se hayan gastado sus euros en aparatos decodificadores TDT y pantallas planas, quién dirá amén a la convergencia? No se podrá evolucionar a la plataforma multimedia porque la gente tendrá la sensación que les están tomando el pelo: primero la TDT, después el multiplataforma, y finalmente mi novia es un cyborg. Seguimos: ¿qué parte del pastel se llevarán las teleoperadoras?¿qué parte los propietarios de los softwares?¿y las compañías de telecomunicaciones –las mismas que cuando nieva no son capaces de comunicar dos pueblos vecinos-?¿qué parte las empresas de prototipos HD?¿Quién piensa en el ciudadano?¿En lo que verá?¿En que a la tecnología le preceda una valoración ética y emotiva sobre el ecosistema humano, social y geopolítico? Al final quizás la televisión pública desaparezca y todo sean plataformas multimedia pay per view vía satélite. Quizás no. Lo que más molesta es saber que la tecnología va por delante y se erige como embajadora del progreso y su implementación en el mercado tiene sólo que ver con el mercado y nada con el progreso (un progreso como forma de vida en la que “lo sostenible” comulga con “lo rentable”, donde la economía es también una ecología); es decir, que ya está la tecnología a punto para el multiplataforma, pero que aún se tiene que engañar un poco más al consumidor invirtiendo su dinero en modelos transicionales y corto-placistas.
Al final de la sesión tuve un leve deje nostálgico, pensaba en cómo cambian los debates, miré cómo cambian las formas, pero también los fondos. Está claro que ya se acabaron los grandes discursos; en la era de la cultura de la recepción agente centrada en la figura del prosumer, todo el mundo opina (as myself), todo el mundo crea, todo el mundo consume (come y caga las imágenes por su Tubo), todo el mundo es “friendshy”, todo el mundo habla como si taggeara y la gente copia y pastea las mismas retóricas (bastante poco retóricas), parafraseándose los unos a los otros sin fin. En esta espiral de canales, en esta dictadura de los neologismos ianquis (pro, cool…), ¿qué formas de comunicación aparecen?¿qué mensajes pueden llevarse a cabo? En este exceso de la opinión personal, a veces uno piensa que carece de importancia lo que uno tiene que decir (se invisibiliza en la masa), pero es la misma estructura del sistema la que lo dicta: a lo mejor estos canales ya no sirven para lo que tenía que decir; quizás a lo mejor el problema es que la gente es más gregaria de lo que se piensa y que los usos de los medios vienen determinados por los miedos del animal social cuando entra en una comunidad y no tanto por el medio en sí y el resultado es una homogeneización de las formas. La manera en cómo pensamos y nos expresamos está mutando más rápido de lo que pensábamos, esto está claro, ahora ya no hace falta activar las neuronas para buscar conexiones, el youtube ya te las da con sus playlists, ya no tienes que investigar para descubrir nuevas referencias, last-fm ya te los suggiere.

“El medio es el mensaje”, eso era verdad, pero en una realidad dominada por los medios, se tiene que romper esta estructura monolítica y hacer del medio una oportunidad para nuevos mensajes. Que la flexibilidad y sofisticación de la tecnología se dé también al nivel del pensamiento y de lo emocional, de la idea y de la acción, que las redes mediáticas obliguen a las redes interiores y sociales, porque una red de nodos inútiles, deja de ser una red. El mensaje tiene que ser el medio, entonces la comunidad será otra.

domingo, 14 de marzo de 2010

Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen

When I came home I expected a surprise & there was no surprise for me, so, of course, I was surprised.
– Ludwig Wittgenstein, Culture and Value, 52e

Wittgeinstein Tractatus - Film by Peter Forgacs from Peter Forgacs on Vimeo.


WITTGENSTEIN TRACTATUS, PETER FORGACS, 1992

even short video essays that refer to Wittgenstein's Tractatus Logico-Philosophicus with each essay relating to one of Wittgenstein's philosophical propositions. Home movies from early 20th century Europe are accompanied by voiceovers and written texts from Tractatus, and a somber, lyrical score. Scenes of bourgeois life are haunted by foreboding of the future. Drawing up the disjunction between language and image, Hungarian filmmaker Péter Forgács created a symbolic approach of Wittgenstein's theories of logic, language, reality and representation.