VERSIÓ CASTELLANA (publicada)
Nos encontramos ante un
grupo de artistas que confirman aquello de que buena parte de la reflexión
sociológica, política y conceptual sobre la cultura contemporánea pasa por los
artistas. Sus trabajos repensan la propia insitución artística y el papel que
esta, con la obra y el espectador, cumplen, trabajan sobre las tradiciones
desde la mirada crítica y suspicaz del presente, reformulan la obra artística
desobjetivándola, dejándola escuálida para los ojos, pero inmensa para el
pensamiento, y a menudo lo hacen desde una posición política innegable. Esta
dimensión es la que nos permite diferenciar las obras donde la reflexión es
prioritaria de los supermercados del arte y algunos de los responsables de que
esto sea así son el Espacio 13 de la Fundación Miró, la Sala d’Art Jove y La
Capella donde muchas de estas artistas han expuesto, además de los diferentes
centros integrantes de la Xarxaprod. Estas artistas han sido las protagonistas
de algunas exposiciones que han tenido lugar en Barcelona del setiembre del año
pasado hasta la primavera del 2014.
La institución artística contra les cuerdas
Lua
Coderch (Iquitos-Barcelona, 1982)
es licenciada en Bellas Artes y ha estudiado un Máster de Producción e
Investigación Artística en la Universidad de Barcelona. Coderch presenta en la
Fundación Miró hasta el 16 de marzo la exposición La Muntanya màgica. Lo
que le interesa a la artista es el proceso, parasitar estructuras y formatos,
desapareciendo en ellas. En La muntanya
màgica se pone en cuestión el turista como intérprete, pero no sólo el
turista extranjero de pie de calle, sino aquel que transita los espacios
museales, extranjero a la mayoría de los mensajes que codifica la obra de arte.
Tamibén el propio espacio museal y la obra en sí son cuestionados en una
exposición que es cambiante, itinerante, sin moverse de lugar. Cada día el
visitante se encuentra nuevas obras, nuevos signos en una exposición en
permanente proceso de transformación a partir de nociones como la decepción, el
entusiasmo y el accidente (que, como dice la artista, funcionan como
expectativa o recuento). “Todo lo que
hemos aprendido a mirar es porque alguien lo ha señalado como relevante”,
dice Coderch, de aquí que en la exposición se usen dos métodos (“método lista”
y “método ítem”) para jugar con lo que el espectador puede decodificar, retener
y memorizar de lo que ve. Coderch nos remite textualmente a la frase de
Benjamin: “La expresión de los que pasean
en las pinacotecas revela una mal disimulada decepción por el hecho que allí
sólo haya cuadros colgando”. De hecho, el turista está permanentemente
decepcionado por unos protocolos demasiado prefijados sobre lo que vale la pena
conocer de una ciudad ajena. La mayoría se encuentran confortables en estos parques
temáticos del alma, por eso los artistas son claves para abrir estas puertas
demasiado cerradas del pasado y presente del escaparatismo del arte de postal.
Cuando Coderch habla del “protocolo del acontecimiento” no podemos dejar de
pensar en “el fin de los aconteicmientos” que proclamaba Baudrillard en los
años 90. Hemos pasado de los “acontecimientos” a los “fenómenos” (“el momento histórico tiene que ser memorable”,
dice Coderch), que tienen un carácter de alucinación colectiva, podríamos
añadir: fenómenos meticulosamente articulados desde el poder, directamente
proporcionales a la enorme magnitud que adquieren sus pocas excepciones
populares.
Coderch forma parte de aquellos artistas que,
más que presentarnos obras concretas, nos dan harramientas para interrogar la
realidad. El título hace referencia a la montaña de Montjuïc, donde se ubica la
Fundació Miró y que, actualmente, se llama “la montaña de los museos” (término
designado por una entidad creada por La Caixa, la Fira y el MNAC), no tanto como
territorio, sino como una “superficie que
se construye a través de la atención que puede crecer sin encontrar ninguna
limitación física” (como dice la artista). No podemos dejar de pensar en el
libro homónimo de Thomas Mann y en su sanatorio Wald de Davos, y los ciudadanos
que vieron como el MNAC y las fuentes de Montjuïc se cerraban para celebrar la
boda de Shristi Mittal, pueden constatarlo. Previamente, la artista Àlex Reynolds también cuestionaba la
obra y el espacio expositivo en obras como But
They Are not you, Te oímos beber,
Clara o a Three. También lo vemos en Ainala
Elgoibar, que este enero presentó Gold
20 en La Capella y el 18 de febrer se podrá ver en el MACBA.
Mireia c. Saladrigues
(Terrassa, 1978), licenciada en Bellas Artes por la Universidad de
Barcelona, es artista residente en Hangar e investigadora en el Programa de DFA (Doctorate in Fine Arts) de la
Facultad de Bellas Artes de Hélsinki con Hito Steyerl. Como ella
misma define, se concentra en el “estudio de las audiencias, los canales de
recepción y las condiciones con las cuales los espectadores se encuentran”.
También analiza la institución como un espacio de producción social y económica
y los trasvases entre la sociedad de control y el trabajo artístico. Del 29 de
junio hasta el 11 de septiembre presentó en la Obra Social Caja Madrid de
Barcelona (actualmente cerrado) Radicalmente
emancipado(s) donde, a través de vídeos, audios y documentos, mostraba
casos de apropiación de obras de arte en contextos expositivos barcelonenses en
los últimos años. De esta forma, cuestionaba los protocolos de comportamiento
en un museo, el lugar que ocupan el espectador y la obra y sus márgenes de
maniobra. Una parte de este material se pudo ver anteriormente, en mayor, en el
Artium de Vitoria dentro del marco de la exposición No tocar, por favor. Del 5 al 27 de septiembre presentó en la
Galería dels Àngels Rotacions #2 La
sortida donde trabaja los temas del recorrido y la salida a partir de
reflexionar sobre el cubo blanco (galería o museo) como una fábrica de valores
(de exhibición, de especulación, de culto), como un espacio de “producción, de explotación y de proyecciones
políticas”, como afirma Hito Steyerl en un texto clave como es ¿Es el museo una fábrica? La exposición
analiza las diferentes salidas de las fábrica (como hacía Farocki en su
video-ensayo Workers leaving the factory),
su transformación de sentido y, sobretodo, el desplazamiento de la noción de
fábrica en un contexto postindustrial (postfordista), convirtiendo las fábricas
en museos y los museos en fábricas, como analiza Steyerl. El 17 de diciembre
presentó, junto con Manolo Ferrús (vigilante de seguridad de la FAT y conocido
como Manferri), Buscaré un lloc per tu
dentro de la exposición colectiva FACTOTUM (en la Fundació Tàpies). Una artista
muy cercana a Saladrigues es Mariona Moncunill que hasta el 12 de enero
presentó la obra Algunes dades
en el Arts Santa Mònica en el contexto de la exposición colectiva Un dilema: el arte contemporáneo y la
inversión en la incertidumbre. En sus trabajos investiga el marco de
visiblidad de la obra artística, cediendo al espectador, la reconstrucción del
relato que propone la obra.
Repensar las tradiciones
Una parte del trabajo de estas
artistas es repensar la tradiciones, lo que la historia ha dejado immobilizado,
fuera de todo marco interpretativo posible, y abrirlo desde la mirada
quirúrgica del presente, sin dejar ocasión a la nostalgia. Lola Lasurt (Barcelona, 1983) es licenciada en Bellas Ates por la
Universidad de Barcelona, con un Posgrado en Estética y Teoría del Arte por la
UAB y un Máster en Producción e Investigación Artística en la UB. Presentará su
obra Doble
Autorización en la Fundació Miró del 27 de marzo hasta el 6 de junio.
La autora define su trabajo como el “testimonio
de una época anterior a la mía, un espacio temporal que nunca he ocupado”,
centrándose en la década de los años 70, trabajando a partir del des-tiempo
desde un punto de vista socio-cultural y político. En Visca Catalunya, Visca l’amor,
reproducía un mural pictórico del 1979 del barrio de Poblenou (actual 22@) en
la antigua sede de la cooperativa de trabajadores “Paz y Justicia”. En El
Gegant Menhir revisaba la tradición popular catalana suspendida durante
la dictadura franquista: los gigantes que no fuesen figuras reales y los
desfiles populares. En Indians, American or Amerindians
partía de su memoria personal para hablar de la historia y las costumbres de
los indios americanos y los efectos de la colonización. Doble Autorización, una
exposición histórica, pero sobretodo historizante, girará alrededor de dos
iniciativas populares para, como dice ella, “llevar a cabo actos de commemoración en el espacio público: una es el
cambio de nombre de la plaza principal de Mont-Roig del Camp (pueblo que
inspira parte de la obra de Joan Miró) de Plaza del Generalísimo Franco a Plaza
Joan Miró el año 1979 y la otra es la reproducción en Montjuïc, dentro del
proyecto de la Anilla Olímpica, del monumento a Francesc Ferrer i Guàrdia
construido el año 1911 (dos años después de su asesinato en el Castillo de
Montjuïc) en el centro de Bruselas”. El trabajo sobre el primer acto será
pictórico a partir de documentos de la época y el segundo será un trabajo
audiovisual alrededor de la reproducción del monumento.
En este sentido, Àlex Reynolds comparte con ella el
diálogo con las tradiciones, a pesar de que a menudo lo que certifica es la
imposibilidad de comunicarse con ellas o la necesidad de reinterpretarlas. Mariona Moncunill también juega
con las tradiciones y los archivos en Habrá
que aceptar, además, que es lo que tenemos. Antonia
del Río se fija en el sedimento, el
rastro, el registro y la resistencia a la muerte, investiga los mecanismos de
pérdida y transmisión del conocimiento en obras como Reconstruccions o Xiu-xius
en blanc, la biblioteca abscent.
La vida política
En el extremo más
opuesto de las “tendencias” y la moda, está aquel arte que sólo tiene sentido
desde una dimensión política profunda y que tiene que ver con el artivismo, con la implicación, con la
responsabilidad social o con la micro-política. Por ejemplo, Luz Broto mostró el marzo del año pasado en la Fundación
Suñol, Ocupar una tribuna, el material documental de la ocupación el 1
de diciembre del 2012, junto a los vecinos del barrio y otros colectivos, del
antiguo Canódromo de Barcelona, espacio que había sido de uso popular, que
durante el 2012 se planteó como un nuevo centro de arte de la ciudad y que
ahora está abandonado.
Núria Güell (Barcelona, 1981) ha participado en
diferentes bienales y su obra ha recorrido museos de todo el mundo. Güell parte
del activismo, sus propuestas son simples (formalmente) y efectivas
(conceptualmente y legalmente), juega con los límites legales, se ubica en el
centro donde el poder ejecuta sus armas para desarmarlas. Realiza performances
antropológicas de naturaleza política, como se puede ver en Eligiendo el silencio muere una posibilidad (sobre los músicos, los órganos de poder y la libertad
social), Acceso a lo denegado (en el cual ella s’ofrecía a los cubanos a
darles internet –para los nativos está prohibido- a cambio de conocimientos
para la mejora de su estancia en Cuba), Aportación de agentes del orden (donde
filmaba con cámara oculta policías que querían coquetear con ella y que fueron
invitados a la exposición), Fuera de juego (donde un inmigrante
sin papeles jugaba al escondite con los espectadores y donde la artista, para
poder hacer la obra, pedía un contrato al inmigrante), para, finalmente, hacer
obras sobre los protagonistas de la crisis financiera, los especuladores, los
políticos y los bancos, buscando vacíos legales donde poder dar la vuelta al asunto (Reserva
Fraccionària, Crecimiento exponencial…). En otras
obras los protagonistas son la propia ley, los ejecutores del orden (la
policía), como en Tranquimazín, F.I.E.S. o El Síndrome de Sherwood,
la obra que presentó hasta el 14 de diciembre en la Fundació Caldes d’Estrach
en el contexto del proyecto colectivo comisariado por Martí Sales Jo em
rebel·lo, nosaltres existim. Desde el 14 de diciembre, la Galería ADN
recoge Alegaciones Desplazadas, una exposición dedicada a la artista
donde se pueden ver algunas de estas obras. Este enero también se ha podido ver
una obra suya en la exposición del Premio Ciudad de Palma Antoni Gelabert de
Artistas Visuales de Mallorca.
Daniela Ortiz, como Núria Güell, desarrolla un activismo que pasa por el
arte a través de la performance. Se centra en el estatuto del trabajador y la
precariedad laboral Inversión, Aluche-Barajas, Maids Rooms), en la inmigración, el
racismo o los nacionalismos(Royal Time, Royal Decree 2393/2004 Art 87.2,
White Africa, Ofrenda, Tribute to the fallen, etc.).
Mireia
Sallarès (Barcelona,
1973) se centra en sus investigaciones artísticas en temas como la
violencia, la murte, el sexo, la legalidad, la verdad y la construcción de la
subjetividad de los discursos dominantes actuales. No cree en un arte que se
autoproclame político, pero, no obstante, toda su obra tiene una dimensión
política evidente, partiendo de una frase de Brossa que la autora citaba en una
entrevista con Joan Morey: “el arte no es
una fuerza de ataque, es una fuerza de ocupación”. Hasta el julio del 2013,
se pudo ver en el CA de Tarragona Monuments donde se recogían sus cinco proyectos más destacados.
Uno de estos es Le camion de Zahïa, conversations après le paradis perdu donde
una ordenanza municipal prohibirá el estacionamiento y permiso de trabajo de
los camiones-bars en la plaza Montelivet de Valence con la consecuencia de que
Zahïa, una mujer algeriana que vivía de la venta ambulante con su camión de
pizzas, se queda sin modus vivendi. Otro trabajo es Mi visado de modelo;
Sallarès conoce en los Estados Unidos Zaloa, una camarera basca a quien les
está a punto de caducar el visado
y acaba haciendo un documental sobre Zaloa y cómo consigue el visado de modelo
sin haberlo sido nunca. También se pudo ver una de sus grandes obras, Las
muertes chiquitas, una investigación de cuatro años sobre el orgasmo
femenino a partir de entrevistas a mujeres mejicanas que incluye el documental
de cinco horas, un libro, una serie fotográfica y varios materiales de
documentación. El penúltimo proyecto es Las 7 cabronas e invisibles de Tepito
(que también se ha podido ver en el Arts Santa Mònica en Un dilema. El arte contemporáneo y la inversión en la incertidumbre),
sobre las mujeres de Tepito, un barrio marginal del DF, donde Sallarès se
centra en las “cabronas”, mujeres disidentes que se enfrentan a un sistema
patriarcal y corrupto, como dice el manifiesto que la artista elaboró con las
mujeres: “la matriz cultural que heredan
las cabronas de Tepito y el disco duro de roer que programa la bravura de los
Tepiteños, es l oque garantiza la defensa y la resistencia del barrio contra
todo lo que trata de fracturarlo para hacerlo desaparecer”. Finalmente está
el proyecto Se escapó desnuda (un proyecto sobre la verdad), la primera
parte de una trilogía sobre tres “conceptos basura”: la verdad, el amor y el
trabajo. Actualmente está preparando en Serbia el segundo capítulo de la
trilogía, sobre el amor, cogiendo como punto de partida la dimensión política
del amor de Michael Hardt. Del 12 de octubre hasta el 2 de febrero del 2013 se
pudo ver Literatura de replà dentro de la exposición l’exposició Jo em rebel·lo, nosaltres existim. Se
trata de una invervención que puede ser visitada 24 horas en un inmueble de
Barcelona; Sallarès no sólo pone sobre la mesa cuestiones de naturaleza
personal y social con la hoja de instrucciones de la obra, sino que inventa un
nuevo género literario.
De la obra de archivo a la obra invisible
Las obras de muchas de las artistas
actuales casi convierten la obra, no sólo en algo efímero, sino inmaterial, ya
sea porque se disuelve en la forma minimalista o en la abundancia de material
complementario que la convierten en un trabajo de arqueología archivística, un
escalón en medio de un gran edificio de investigación y conocimiento. El
minimalismo es lo que encontramos en la obra de artistas como Eva Fàbregas, que trabaja a partir de objetos y conceptos y
que recientemente ha participado en una exposición en Mataró llamada Modernitat
Amagada.
Alicia Kopf
(Girona, 1981) es licenciada en Bellas Artes y en
Literatura Comparada por la Universidad de Barcelona, además de tener el DEA
del Doctorado sobre Arte en la Era Digital de la Universidad de Barcelona. Kopf
toca diferentes soportes y medios para acabar con proyectos narrativos como Modos
de (no) entrar en casa, que abordaba las diferentes situaciones de
precariedad juvenil o Àrticantartic, donde trata el tema
de la exploración polar conviertiendo un relato histórico en un relato en
primera persona sobre la resistencia y la idea de conquista interior y que,
entre otroas, ha contado con una obra dentro de la exposición colectiva Fugues
(Fundació Tàpies, del 14 de noviembre al 14 de diciembre del 2013) de proyectos
seleccionados de la Sala d’Art Jove y que posteriormente ha sido incluida
dentro del ciclo Manual del artista líquido del IGAC. Uno de los vértices del
proyecto es la exposición Seals Sounds Under the Floor que
tuvo lugar del 5 al 20 de septiembre en la Galería Joan Prats. Se trata de una
exploración sobre la exploración, sobre el esfuerzo que implica, sobre la
soledad delcorredor de fondo del investigador, sobre el papel de la
“imaginación creativa” que diría Bachelard, sobre los espacios intersticiales
(antes tránsitos, ahora lugares habitables), sobre la autoficción, sobre las
grandes aventuras ne un contexto donde la única épica que se pone en juego a
diario es la curva de la bolsa y las páginas de las necrológicas de los
periódicos. En la exposición se puede encontrar el capitán Shackleton, Moby
Dick, los grandes exploradores del pasado o la voz de Alicia Kopf abriéndose
paso entre el hielo. Kopf parte de la épica poética, la que nos permite
resistir día a día. Otra artista que mezcla lo personal imaginado y la
contingencia es Laia Estruch,
centrada en las performances sencillas y la comunicación con los espectadores (The Anouncement, Jingle, 65), el
azar (Serendipity) o el acontecer (Know)… Este vínculo con
lo personal también lo desarrolla en En lloc d’actuar, fabulo, pero
llevándolo al terreno de la autoficción, como Alicia Kopf, en estos frágiles
intesticios donde lo personal y lo público acaban tiñiéndose o destiñiéndose
mutuamente.
Mar
Arza (1976, Barcelona) será una de las artistas que formará parte del
ciclo
Blanc sota negre que tendrá lugar en el espacio archivo del Arts Santa
Mònica, comisariado por Joana Masó y Assumpta Bassas. El turno de Arza en el
ciclo, que durará todo el año, será en marzo, donde se podrán ver obras
inéditas y parte de sus últimos trabajos. Mar Arza adopta el minimalismo como
puesta en escena de sus obras, juega con el papel y el corte y con el cosido, y
con las palabras como un cosido o descosido del sentido (Nada era la herida, En lugar de
nada, Asombros, Statement Series, Incís, Femme couteau). Su obra
también es un despliegue poético de la naturaleza frágil de la existencia
(metaforizado en la vaina en Nora y en Femme gaine), es el
inciso de la obra y su mensaje en el espacio, en la realidad, como una
emanación sutil y transitoria, pidiendo al espectador una mirada atenta,
sedienta de sentido, incluso en Avenç donde abre una cuenta
corriente para ahorrar palabras o infiltrando en Lectura estimada, un
poema en una factura de la luz. Todo un poco a la manera de aquellos versos de
Vinyoli: “Assajo mots per fer-me un
trampolí / vers l’àmbit líric i assajar un trapezi / de la metàfora, en el
buit, un salt mortal / per assolir una mica de realitat / fora del temps”.
Nota:
Las otras artistas citadas han sido destacadas por las protagonistas.
(VERSIÓ CATALANA, Ampliada)
Ens trobem davant d’un
grup d’artistes (algunes més veteranes ja han tingut el seu lloc en suplements
culturals, d’altres encara no) que confirmen allò de que bona part de la
reflexió sociològica, política i conceptual sobre la cultura contemporània
passa pels artistes. Els seus treballs repensen la pròpia institució artística
i el paper que aquesta, juntament amb l’obra i l’espectador, acompleixen,
treballen sobre les tradicions des de la mirada crítica i suspicaç del present,
reformulen l’obra artística desobjectivant-la, deixant-la escuàlida pels ulls,
però immensa per al pensament, i sovint ho fan des d’una posició política
innegable. Aquesta dimensió és la que ens permet diferenciar les obres on la
reflexió és prioritària dels supermercats de l’art i alguns dels responsables
de que això sigui així són l’Espai 13 de la Fundació Miró, la Sala d’Art Jove i
La Capella on moltes d’aquestes artistes han exposat, a més a més dels
diferents centres integrants de la Xarxaprod. Parlem de Lua Coderch, Núria
Güell, Mireia c. Saladrigues, Mireia Sallarès, Alicia Kopf, Lola Lasurt i Mar
Arza, les quals han estat les protagonistes d’algunes de les exposiciones que
han tingut lloc a Barcelona del setembre de l’any passat fins a la primavera
del 2014.
La institució artística
contra les cordes
Lua
Coderch (Iquitos-Barcelona, 1982)
és llicenciada en Belles Arts i està en plena elaboració de la tesis del Màster
en Produccions Artístiques i Recerca de la Universitat de Barcelona, a més a
més d’estar formada en escultura per l’Escola Massana. Coderch presenta a la
Fundació Miró fins el 16 de març l’exposició La Muntanya màgica. Al
programa de mà d’Estratègies per
desaparèixer (extret de declaracions de la pròpia autora) es podia llegir:
“El seu treball es resol sovint en accions
simples, enunciats que declaren una intenció més que no pas una solució” i
destaquen que el que li interessa a l’artista és el procés, la voluntat “d’envair tot tipus de disciplines i
realitats parasitant estructures i formats existents”, com el terrorista,
desapareixent, “dissolent-se en la massa
informe de la gent i dels dies”. A La
muntanya màgica es posa en qüestió el turista com a intèrpret, però no
només el turista estranger de peu de carrer, sinó aquell que transita els
espais museals, estranger a la major part dels missatges que codifica l’obra
d’art. I no només el turista: sinó el propi espai museal i l’obra en sí són
qüestionats en una exposició que esdevé canviant, itinerant, sense moure’s de lloc. Cada dia el visitant es
troba noves obres, nous signes en una exposició permanentment en procés de
transformació a partir de nocions com la decepció, l’entusiasme i l’accident
(que, com diu l’artista, funcionen com a expectativa o recompte). “Tot el que hem après a mirar és perquè algú
ho ha assenyalat com a rellevant”, diu Coderch, d’aquí que a l’exposició
s’utilitzin dos mètodes (“mètode llista” i “mètode ítem”) per a jugar amb el
que l’espectador pot decodificar, retenir i memoritzar del que veu. Coderch ens
remet textualment a la frase de Benjamin: “L’expressió
dels qui passegen a les pinacoteques revela una mal dissimulada decepció pel
fet que allà només hi hagi quadres penjats”. De fet, el turista està permanentment
decepcionat per uns protocols massa prefixats sobre el que val la pena conèixer
i gaudir d’una ciutat aliena. La majoria s’hi troben confortables en aquests
parcs temàtics de l’ànima, per això els artistes són claus per obrir aquestes
portes massa tancades del passat i present de l’escaparatisme de l’art, de
l’art de postal. Quan Coderch parla del “protocol de l’esdeveniment” no podem
deixar de pensar en la “fi dels esdeveniments” que proclamava Baudrillard als
anys 90. Han passat més de 20 anys des de llavors, i els esdeveniments públics
que forgen la història dels pobles són cada vegada més fantasmàtics, hem passat
dels “esdeveniments” als “fenòmens” (“el
moment històric ha de ser memorable”, diu Coderch), que tenen un caràcter
d’al·lucinació col·lectiva, podríem afegir: fenòmens meticulosament articulats
des del poder, directament proporcionals a l’enorme magnitud que adquireixen
les seves poques excepcions populars, el 15M en seria un exemple, tot i que
també ha acabat sent decepcionant precisament pel que explica Coderch, per
aquest intent de que, posteriorment al seu esclat, s’hagi volgut fer d’allò
quelcom memorable. Coderch forma part d’aquells artistes que, més que
presentar-nos obres concretes, ens donen les eines per poder obrar, també o
sobretot de cap, respecte la realitat del present. El títol fa referència a la
muntanya de Montjuïc, on s’ubica la Fundació Miró i que actualment s’anomena
“la muntanya dels museus” (terme designat per una entitat creada per La Caixa,
la Fira i el MNAC), no tant com a territori, sinó com a “superfície que es construeix a través de l’atenció que pot créixer
sense trobar cap limitació física” (com diu Coderch). No podem deixar de
pensar en el llibre homònim de Thomas Mann i en el seu sanatori Wald de Davos,
i una que viu a prop de les Rambles i de Montjuïc, pot constatar-ho, i els
ciutadans que van veure com el MNAC i les fonts de Montjuïc es tancaven per a
celebrar les noces de Shristi Mittal, neboda del multi-millonari indi Lakshmi
Mittal, encara poden constatar-ho més. Prèviament, l’artista Àlex
Reynolds, com Coderch,
qüestionava l’obra i l’espai expositiu a But
They Are not you, on el públic rebia part de l’obra a casa o a Te oímos beber, una performance per a un
únic espectador. També l’espectador era interpel·lat en obres com Clara (obra sonora en què l’espectador
havia de reconstruir les imatges que li donen a través del so) o a Three, on un actor explicava les
performances que s’estan duent a lloc en les tres fotografies de Delft que hi
ha a la sala. Una altra artista que treballa els modes de producció i de com
aquests generen comunitats de sentit és Ainala Elgoibar, que aquest gener va
presentar Gold 20 (un vídeo que imita
els vídeos industrials, però per a qüestionar les corporacions) a La Capella i
el 18 de febrer es podrà veure al MACBA.
Mireia c. Saladrigues
(Terrassa, 1978), llicenciada en Belles Arts per la Universitat de
Barcelona, és artista resident a Hangar i investigadora al Programa de DFA (Doctorate in Fine Arts) de la Facultat
de Belles Arts de Hèlsinki amb la Hito Steyerl. Com ella mateixa defineix, es
concentra en “l’estudi de les audiències,
els canals de recepció i les condicions amb les quals els espectadors es troben”.
També analitza la institució com un espai de producció social i econòmica i els
trasvassaments entre la societat de control i el treball artístic. Les seves
influència van des de les pràctiques documentals i arxivístiques, la performance,
l’estètica relacional o la crítica institucional. Del 29 de juny a l’11 de
setembre va presentar a l’Obra Social Caja Madrid (actualment tancat) Radicalmente emancipado(s) on, a
través de vídeos, audios i documents, mostrava casos d’apropiació d’obres d’art
en contextos expositius barcelonins en els darrers anys. D’aquesta manera, qüestionava
els protocols de comportament en un museu, el lloc que ocupen l’espectador i
l’obra i els seus marges de maniobra. Una part d’aquest material es va poder
veure anteriorment, el maig, a l’Artium de Vitoria dins el marc de l’exposició No tocar, por favor. Del 5 al 27 de
setembre va presentar a la Galeria dels Àngels Rotacions #2 La sortida on treballa els temes del “recorregut”
i la “sortida” a partir de reflexionar sobre el cub blanc (galeria o museu) com
una fàbrica de valors (d’exhibició, d’especulació, deculte), com un espai de “producció, d’explotació i de projeccions
polítiques”, com afirma Hito Steyerl en un text clau com és ¿Es el museo una fábrica? L’exposició
parteix de les premisses que ja es troben en el text de Steyerl, de l’anàlisi
de diferents sortides de les fàbriques (com feia Farocki en el seu vídeo-assaig
Workers leaving the factory), de la
transformació del sentit d’aquestes sortides i, sobretot, del desplaçament de
la noció de fàbrica en un context postindustrial (postfordista) invertint el
seu sentit original, convertint les fàbriques en museus i els museus en
fàbriques, com analitza Steyerl. Els focus d’atenció són: el protocol museal,
el recorregut, les escales mecàniques com una cinta de muntatge on els
transportats són els visitants i, finalment, la sortida, amb imatges de
visitants sortint de la Tate Modern Gallery. Per això no és estrany que
actualment estigui en un programa internacional de doctorat a Helsinki amb la
pròpia Steyerl com a tutora. El 17 de desembre va presentar, juntament amb
Manolo Ferrús (vigilant de seguretat de la FAT conegut com a Manferri), Buscaré un lloc per tu dins el marc
de l’exposició col·lectiva FACTOTUM (a la Fundació Tàpies). Una artista molt
propera a Saladrigues és Mariona Moncunill que fins el 12 de gener va presentar
l’obra Algunes dades a l’Arts
Santa Mònica en el context de l’exposició col·lectiva Un dilema: l’art contemporani i la inversió en la incertesa on
donava a veure dades sobre la pròpia exposició, sobre els agents que en formen
part i la xarxa de centres d’arts, des dels pressupostos als vincles dels
artistes amb els centres. En els seus treballs investiga el marc de la
visibilitat de l’obra artística, cedint a l’espectador, la reconstrucció del
relat que proposa l’obra. És el que veiem a El Jardí Botànic, on investiga el Jardí Botànic d’Helsinki, ple
de carteles que descriuen les plantes, invisibles sota la neu. Moncunill també
es centra en el públic (per a crear-lo) en Especialització de la Biblioteca, on cedeix una col·lecció de
llibres de botànica a la Biblioteca de l’Espai Cultural Caja Madrid, avui en
dia tancada, tancament que dota a l’obra d’un final inesperat. La biblioteca
també era la protagonista de La
Finestra, una actualització del llibre Inside the White Cube de Brian O’Doherty. A Menjadors es centra en la pròpia institució cultural, exhibint
menjadors dels treballadors d’algunes d’aquestes institucions. Continua amb
aquest treball de investigació a Un
statement on la reflexió està posada en els elements que fan comunicable
l’obra d’art: les carteles, l’audio-guia, la visita guiada, el catàleg o el
full de sala. I a Requalificació
del cub desmonta el, ja clàssic, cub blanc, per fer d’aquest desmuntatge la
seva pròpia obra.
Repensar les
tradicions
Una part de la
feina d’aquestes artistes és repensar les tradicions, allò que la història ha
deixat immobilitzat, fora de tot marc interpretatiu possible, i obrir-ho des de
la mirada quirúrgica, fora de tota nostàlgia, del present. Lola Lasurt (Barcelona, 1983) és llicenciada en Belles Arts per la
Universitat de Barcelona, amb un Postgrau en Estètica i Teoria de l’Art a la
UAB i un Màster en Produccions Artístiques i Recerca a la UB, a més a més de
formar part del col·lectiu Leland Palmer. L’artista presentarà la seva obra Doble
Autorizació a la Fundació Miró del 27 de març al 6 de juny. L’autora
defineix el seu treball, com el “testimoni
d’una època anterior a la meva, un espai temporal que mai he ocupat”,
sobretot centrant-se en la dècada dels anys 70, treballant a partir del
des-temps des d’un punt de vista socio-cultural i polític. A Visca
Catalunya, Visca l’amor, reproduïa un mural pictòric del 1979 del barri
del Poblenou (actual 22@) a l’antiga seu de la cooperativa de treballadors “Pau
i justícia”. A El Gegant Menhir revisava la tradició popular catalana suspesa
durant la dictadura Franquista: els gegants que no fossin figures reials i les
rues populars. A Indians, American or Amerindians partia de la memòria personal
(una disfressa d’índia que va fer la seva àvia amb tela de sac) per parlar de la
història i les costums dels indis americans i els efectes de la colonització.
També ha treballat sobre La Enciclopedia
de la Mujer editada per Salvat el 1970 en varis projectes. Doble
Autorización girarà al voltant de dues iniciatives populars per, com
diu ella, “dur a terme actes de
commemoració a l’espai públic: una és el canvi de nom de la plaça
principal de Mont-Roig del Camp (poble que inspira gran part de l'obra de Joan
Miró) de Plaça del Generalísimo Franco a Plaça Joan Miró l'any 1979 i l'altre
es la reproducció a Montjuïc, dintre del projecte de l'Anella Olímpica, del
monument a Francesc Ferrer i Guàrdia construït l'any 1911 (dos anys després del
seu assassinat al Castell de Montjuïc) al centre de Brussel·les”. El treball sobre el primer acte serà
pictòric a partir de documents de l’època i el segon serà un treball
audiovisual al voltant de la reproducció del monument. Es tracta, per tant,
d’una exposició de naturalesa històrica, però, sobretot, historitzant, que ens
convida a pensar les coses des d’un punt de vista diacrònic, més enllà de la
dictadura del present.
En aquest sentit, la ja
mencionada Àlex Reynolds comparteix
amb ella el diàleg amb les
tradicions, malgrat sovint el que certifica Reynolds és la impossibilitat de
comunicar-se amb aquestes tradicions, l’escletxa temporal o la necessitat de
reinterpretar-les, com es pot veure a Juana (on s’escenifica, a través del
joc d’endevinar paraules a través de la mímica, el testimoni d’una dona, Juana
Francisca Arsuaga, la seva experiència de l’incendi que va cremar San Sebastian
el 1813), Oveja Buey Viento (on va a Sardenya a cantar amb un cor masculí
tradicional quan un incendi desvia el projecte) o a Le Buisson St. Louis, una
video-instal·lació sobre les famílies que en el barri de Belleville de París
van construir una comuna després de les revoltes del maig del 68.
Mariona
Moncunill també juga amb
les tradicions i els seus arxius, com és el cas de Habrá que aceptar, además, que es lo que tenemos, on
s’immiscueix en la Fototeca de la Diputació de Huesca i en el Pirenarium (el
Pirineu en miniatura). Antonia del Río
es fixa en la permanència dels objectes, en el sediment, el rastre, el registre
i la resistència a la mort. Per
l’exposició Reconstruccions de la Capella de Sant Roc, va reconstruir la
Capella a partir de la memòria de la gent originant-ne una imatge en 3D a
partir d’aquest relat coral. A Esporgats investiga amb els
mecanismes de pèrdua i transmissió del coneixement mostrant a Can Felipa la
biblioteca, en concret, els llibres descartats, podats (com podats resulten els
llibres que Moncunill cedeix a la Biblioteca de Caja Madrid). A Xiu-xius
en blanc, la biblioteca abscent, els conceptes s’apilonen, es perden en
la immensitat dels llibres, com en la biblioteca de Babel de Borges o com en El jardín de los senderos que se bifurcan,
també de Borges, una de les inspiracions de l’obra, juntament amb la referència
més important segons l’autora: La
biblioteca de noche, d’Alberto Manguel. Les biblioteques, potser, acabaran
essent els museus de les paraules, urnes per a la memòria futura, missatges
indesxifrables pels devots dels nous ídols.
La vida
política
En l’extrem més
oposat de les “tendències” i la moda, hi ha aquell art que només té sentit des
d’una dimensió política profunda que té a veure amb l’artivisme, amb la
implicació, amb la responsabilitat social, amb la micro-política, amb les
lleis, etc. Per exemple, Luz Broto va mostrar el març de l’any
passat a la Fundació Suñol, Ocupar una tribuna, el material
documental de l’ocupació l’1 de desembre del 2012, juntament amb veïns del
barri i d’altres col·lectius, de l’antic Canòdrom de Barcelona, espai que havia
estat d’ús popular, que durant el 2012 es va plantejar com un nou centre d’art
de la ciutat i que ara està abandonat.
Núria Güell (Barcelona, 1981) té formació en el
camp de les arts plàstiques a Barcelona i a La Habana, ha participat en
diferents bienals (La Habana, Pontevedra, Liverpool, Tallin, Liubliana…) i la
seva obra ha recorregut museus d’arreu del món. Núria
Güell és una artista que parteix de l’activisme. Les seves propostes són
simples (formalment) i efectives (conceptualment i legalment), juga amb els
límits legals, s’ubica en el centre on el poder executa les seves armes per
desarmar-les. Si bé va començar amb una obra més conceptual, ha acabat fent
performances antropològiques de naturalesa política, com es pot veure a Eligiendo
el silencio muere una posibilidad (sobre els músics, els òrgans de
poder i la llibertat social), Acceso a lo denegado (en el qual ella
s’oferia als cubans a donar-los internet –pels nadius està prohibit- a canvi de
coneixements per a la millora de la seva estada a Cuba), Aportación de agentes del orden
(on filmava d’amagat policies que volien coquetejar amb ella i que van ser
convidats a l’exposició), Fuera de juego (on un immigrant
sense papers jugava a fet i amagar amb els espectadors i on l’artista, per
poder fer l’obra, demanava un contracte a l’immigrant, amb la qual cosa li
arreglava el tema dels papers, tema que va desenvolupar també a Demasiada
Melanina amb una refugiada política de Kosovo), per, finalment, fer
obres sobre els protagonistes de la crisi financera, els especuladors, els
polítics i els bancs, buscant buits legals on poder donar la volta a l’assumpte
(Reserva
Fraccionària, Crecimiento exponencial, el treball
gràfic del Vinil del Discurso de Investidura de Medievo).
En d’altres obres els protagonistes són la pròpia llei, els executors de
l’ordre (la policia), com a Tranquimazín, F.I.E.S. o El
Síndrome de Sherwood, l’obra que va presentar fins el 14 de desembre a
la Fundació Caldes d’Estrach en el context del projecte col·lectiu comissariat
per Martí Sales, Jo em rebel·lo, nosaltres existim. L’obra és la lectura
d’alguns passatges de la tesis de màster de David Piqué, coordinador Regional
de la Policia de Catalunya, que, sota el títol de El síndrome de Sherwood, exposava com aplacar els “anti-sistemes”
en concentracions públiques a partir de la violència gratuïta, entre d’altres.
Des del 14 de desembre, la Galeria ADN recull Alegaciones Desplazadas,
una exposició dedicada a l’artista on es poden veure algunes de les seves
obres. Aquest gener també s’ha pogut veure una obra seva a l’exposició del
Premi Ciutat de Palma Antoni Gelabert d’Arts Visuals de Mallorca i la inauguració
d’un projecte de sitespecific per l’estació de busos de Tarragona dins el marc
Estació Creativa. Daniela Ortiz, com
Núria Güell, desenvolupa un activisme que passa per l’art a través de la
performance. Es centra en les diferències de classes entre el sector infantil,
l’estatut del treballador i la precarietat laboral (a 1/1, 1-m, N-T, P1-P2, inversión,
Aluche-Barajas, 97 House Maids, Maids Rooms), en la immigració, el
racisme i els nacionalismes (Royal Time, CP12, Royal Decree 2393/2004 Art
87.2, White Africa, Ofrenda, Arma Blanca, Human Resources, FDTD, Distinction,
Tribute to the fallen), el tema de la vivenda, els desallotjaments i la
crisis (Eviction) o els mitjans de comunicació (Antonomia).
Mireia Sallarès (Barcelona, 1973)
es centra en les seves investigacions artístiques en temes com la violència, la
mort, el sexe, la legalitat, la veritat i la construcció de la subjectivitat
dels discursos dominants actuals. Sallarès no creu en un art que s’autodonomini
polític, però, no obstant, tota la seva obra té una dimensió política, partint
d’una frase de Brosa que l’autora citava en una entrevista a B-guided amb Joan
Morey: “l’art no és una força d’atac, és una força d’ocupació”. Fins al
juliol del 2013 es va poder veure al CA de Tarragona Monuments on es recollien
els cinc projectes més destacats de l’autora. Un d’aquests és Le
camion de Zahïa, conversations après le paradis perdu on una ordenança
municipal prohibirà l’estacionament i permís de treball dels camions-bars a la
plaça Montelivet de Valence amb la conseqüència de que Zahïa, una dona algeriana
que vivia de la venta ambulant amb el seu camió de pizzes, es queda sense modus
vivendi. Sallarès es centra en la vida nòmada d’un col·lectiu amb pocs
recursos, mostrant-ne la seva existència. Carles Guerra diu que l’obra
prescindeix d’un clímax narratiu i que “la
seva resolució no és d’ordre dramàtic, sinó legal”, i serà en aquesta
legalitat (en el seu excés o la seva falta) el context on es mostraran algunes
de les obres d’aquestes artistes. Un altre treball que es va poder veure al CA
és Mi
visado de modelo; Sallarès coneix, als Estats Units, Zaloa, una
cambrera basca a qui li està a punt d’expirar el visat i acaba fent un
documental sobre Zaloa i com aconsegueix el visat de model sense haver-ho estat
mai. També es va poder veure una de les grans obres de Sallarès, Las
muertes chiquitas, una investigació de quatre anys sobre l’orgasme
femení a partir d’entrevistes a dones mexicanes que inclou el documental de
cinc hores, un llibre, una sèrie fotogràfica i varis materials de documentació.
El penúltim projecte és Las 7 cabronas e invisibles de Tepito
(que també s’ha pogut veure a l’Arts Santa Mònica fins el gener del 2014 dins
l’exposició col·lectiva Un dilema. L’art
contemporani i la inversió en la incertesa), sobre les dones de Tepito, un
barri marginal del DF, on Sallarès es centra en les “cabronas”, dones
dissidents que s’enfronten a un sistema patriarcal i corrupte, com diu el
manifest que l’artista elaborà amb les dones: “la matriz cultural que heredan las cabronas de Tepito y el disco duro
de roer que programa la bravura de los Tepiteños, es l oque garantiza la
defensa y la resistencia del barrio contra todo lo que trata de fracturarlo
para hacerlo desaparecer”. Finalment hi ha el projecte Se escapó desnuda (un proyecto
sobre la verdad), la primera part d’una trilogia sobre tres “conceptes
deixalla”: la veritat, l’amor i el treball. Actualment està preparant a Sèrbia
el segon capítol de la trilogia, sobre l’amor, agafant com a punt de partida la
dimensió política de l’amor de Michael Hardt. Del 12 d’octubre fins el 2 de febrer del 2013 es va poder veure Literatura
de replà dins l’exposició Jo em rebel·lo, nosaltres existim.
Es tracta d’una intervenció que pot ser visitada 24 hores en un immoble de
Barcelona i que conté textos de Peio, Marc
Caellas, Núria Martínez-Vernis i Martí Sales i, no només posa sobre la taula
qüestions de naturalesa personals i socials amb el full de instruccions de
l’obra, sinó que inventa un nou gènere literari. Potser a partir d’ara enlloc
de porteres hi hagi rapsodes d’escala, qui sap.
De l’obra d’arxiu a l’obra invisible
Les obres de
moltes de les artistes actuals quasi converteixen l’obra, no només en quelcom
efímer, sinó immaterial, ja sigui perquè es dissol en la forma simple,
minimalista, o en l’abundància de material complementari que la converteixen en
un treball d’arqueologia arxivística, un graó enmig d’un gran edifici (de
investigació i coneixement). El minimalisme és el que troben en l’obra
d’artistes com Eva Fàbregas, que treballa a partir d’objectes i conceptes,
i que recentment ha participat en una exposició a Mataró anomenada Modernitat
Amagada (deu artistes que reflexionen sobre l’arquitectura moderna) i
que actualment exposa a Londres.
Alicia Kopf (Girona, 1981) és llicenciada en Belles Arts i
en Literatura Comparada per la Universitat de Barcelona, a més a més de tenir
el DEA del Doctorat sobre Art en l’Era Digital de la Universitat de Barcelona.
Kopf toca diferents suports i mitjans per acabar en la investigació artística
amb projectes narratius com Modos de (no) entrar en casa, que
abordava les diferents situacions de precarietat juvenil o Àrticantartic, on tracta
el tema de l’exploració polar convertint un relat històric en un relat en primera persona sobre la
resistència i la idea de conquesta interior i que, entre d’altres, ha
comptat amb una obra dins l’exposició col·lectiva Fugues (Fundació Tàpies,
del 14 de novembre al 14 de desembre del 2013) de projectes seleccionats de la
Sala d’Art Jove i que, posteriorment, ha estat inclosa dins del cicle Manual
de l’artista líquid de l’IGAC comissariat per David Santaulària i que
anirà mostrant obres al llarg del 2014 tant a Girona com a Barcelona. Un dels
vértex del projecte Àrticantartic és
l’exposició Seals Sounds Under the Floor que va tenir lloc del 5 al 20 de
setembre a la Galeria Joan Prats. Es tracta d’una exploració sobre
l’exploració, sobre l’esforç que implica, sobre la soledat del corredor de fons
de l’investigador (sigui científic o humanista), sobre el poder de la
“imaginació creativa” que dirien Ibn’Arabi o Bachelard, sobre els espais
intersticials (abans trànsits, ara llocs habitables), sobre l’auto-ficció,
sobre les grans aventures en un context on l’única èpica que es posa en joc a
diari és la corba de la borsa i les pàgines de les necrològiques dels diaris.
En l’exposició es pot trobar el capità Shackleton, Moby Dick, els grans
exploradors del passat, la veu de l’Alicia Kopft obrint-se pas entre el gel,
alguna cosa del projecte de Fernando
Prats sobre l’Antàrtida, etc. Kopf parteix de l’èpica poètica, la que ens
permet resistir dia a dia. Una altra artista que mescla allò personal imaginat
i la contingència és Laia Estruch,
centrada en les performances
senzilles i concentrades i la comunicació amb els espectadors (The
Anouncement, Jingle, 65), l’atzar (Serendipity), l’esdevenir (Know)…
A No
és possible el que visc juga amb el seu propi nom, que, fruit de la
coincidència, també dóna nom al centre on exposa i a una cançó de Quico Pi de
la Serra. Aquest vincle amb allò més personal també el desenvolupa a En
lloc d’actuar, fabulo, però portant-lo al terreny de l’auto-ficció, com
Alicia Kopf, en aquests fràgils intersticis on allò personal i allò públic
acaben tenyint-se o destenyint-se mútuament.
Mar
Arza (1976, Barcelona) serà una de les artistes que formarà part del
cicle Blanc sota negre que tindrà lloc a l’espai arxiu de l’Arts
Santa Mònica, comissariat per Joana Masó i Assumpta Bassas. El torn d’Arza en
el cicle, que durarà tot l’any, serà el març, on es podran veure obres inèdites
i part dels seus últims treballs. Mar Arza adopta el minimalisme com a posada
en escena de les seves obres, juga amb el paper i el tall i amb el cosit, i amb
les paraules com un cosit o descosit del sentit (Nada era la herida, En lugar de
nada, Asombros, Statement Series, Incís, Femme couteau); també treballa
amb les llums i les ombres (essent el missatge de l’obra una llum entre les
ombres a Lluerna Ulls). La seva obra també és un desplegament poètic de
la naturalesa fràgil de l’existència (metaforitzat en la baina a Nora
i a Femme
gaine), és l’incís de l’obra i el seu missatge en l’espai, en la
realitat, com una emanació subtil i transitòria, demanant a l’espectador una
mirada atenta, assedegada de sentit, fins i tot a Avenç on obre un compte
corrent per a estalviar paraules o infiltrant, també, un poema, a Lectura
estimada, en una factura de la llum. Tot una mica a la manera d’aquells
versos de Vinyoli del poema “Sense Mans”: “Assajo
mots per fer-me un trampolí / vers l’àmbit líric i assajar un trapezi / de la
metàfora, en el buit, un salt mortal / per assolir una mica de realitat / fora
del temps”.
Nota:
Hi ha moltes d’altres artistes que caldria mencionar, l’esquema podria
convertir-se en àmplia figura, però manca espai. Les altres artistes citades són artistes
que les 7 protagonistes han destacat.