Arendt, et vaig escoltar de lluny, rient dins el cafè "Segle XX", esguardada per gosses mirades que no et volien bé, potser tampoc mal, però afilaven agulles per un ball. Tenies el cap ben alt, queien bombes al teu costat, entre les converses indiferenciades en el capvespre venusià, entre dos instants qualsevols en un segle mortal. Anaves ben vestida, amb el teu riure alt, amb la teva noblesa d'allò estrictament humà.
Qui vulgui pot accedir a les fantàstiques entrevistes que es van veure la setmana passada al CCCB: ENTREVISTA 1 (1a part), ENTREVISTA 1 (2a part), ENTREVISTA 1 (3a part), ENTREVISTA 2 (1a part), ENTREVISTA 2 (2a part). Tocat i enfonsat. Ara em costa remuntar-me a la setmana passada per dir-ne i oferir alguna cosa, així que, moguda per la mandra (enemiga de tot i tothom), o el cansament que succeeix les hores de treball, no puc, sinó reproduir el que llavors sí que vaig gosar dir a un amic (i que em disculpi la falta d'exclusivitat, però també podria ser una manera de fer justícia al que m'ha ensenyat: que tot ha de ser donat, que res ens pertany, que tot flueix entrecreuant-se:
"Ignoraba que se pudieran decir cosas tan útiles sobre y a partir de ella, e ignoraba que ella pudiera ser tan precisa en su habla, responsabilizadae implicada con todo, y sin agarrarse fanáticamente a nada, esta postura del sabio a la cual tanto cuesta llegar, postura que le hace ver las cosas más allá del prejuicio (que es un ponerse en el lugar del otro sin el otro), y que le hace decir que el tipo que la encarceló antes del exilio era maravilloso y que se hicieron amigos (el mismo que la soltó). La misma lucidez que le hace ver dónde están los problemas reales en los hechos reales, y cuál es el problema ydirección en los problema intelectuales. Su honestidad de entrada en ese poco abuso de su extrema inteligencia (emocional, pero práctica: practicable),el dejar que siempre sea desde ella desde donde sehable, sin agotarla nunca, sin prostituirla nunca, sin excesos, con una moderación nada moderada, más bien, con una templanza de una radicalidad sin igual. Me gustó cuando en la entrevista le preguntaron por los que habían sido influenciados por ella, a lo queArendt respondió que esto era una cosa muy masculina: la influencia... Y en cuanto a sus maestros, dijo que Jaspers fue para ella una especie de revelación: "Lo fascinante de Jaspers es que, espero que no estémirando ahora mismo el programa, cuando se ponía lapalabra a su boca -o cuando llegaba- todo seesclarecía, eso no he vuelto a encontrarlo nunca más".