15 DE JULIO

Hoy en el Supermercado, al entrar, pusieron The boy with a thorn in his side ("el chico con la espina en el costado") de The Smiths. Así da gusto comprar, debieron pensar ellos. Que dé gusto comprar, mucho gusto. Que los Smiths nos perdonen y puedan descansar en paz en los surcos cada vez más tristes de los vinilos y las camisetas de once lavados. Que descanse su lírica en las alcobas de los que ya abandonaron su adolescencia y con ella a los mismos Smiths, que tan bien superion textualizar y musicar nuestra soledad, nuestra casi desesperación con remedio volitivo de fondo. Existen estas canciones. Existimos allí con ellas. El hilo musical del Super se convierte por un momento en un perverso hilo de Ariadna que me lleva, obscenamente, a través de la memoria, hacia los ecos de una edad en que nada sabía, y en que a ese nada saber lo llamaba angustia. Ahora sólo le he cambiado el nombre. Pero lo ha cambiado todo.

Ayer vi Joy Division, el documental. Ahí sigue, filtrándose, es bueno. Ian Curtis (cantante de Joy Division) y los filósofos Walter Benjamin y Jacques Derrida nacieron un 15 de julio en el trópico de Cáncer. El primero se quitó la vida a los 24 años en un Manchester hiperpreindustrializado, el segundo lo hizo a los 48 perseguido por los Nazis en Portbou, en la frontera franco-catalana, el tercero murió ya anciano de un cáncer. Era un 15 de julio cualquiera, pero...

A los viejos la piel se les vuelve traslúcida, como de fino cristal. El alma se evapora, pero el cuerpo lo hace también. Esto lo he visto en la cola del Surpermercado fijándome en un anciano que era mitad ángel, mitad materia cansada, mitad cuerpo, mitad alma, y he recordado las manos casi transparentes de mi difunto abuelo y en cómo brillaba en ellas su anillo dorado, como una corona, puerta hacia otro mundo. También Bruno Ganz era mitad hombre y mitad ángel en El cielo sobre Berlín. Pero el tiempo sigue siendo irredimible.

Ay el Tiempo, ya todo se comprende
(Gil de Biedma)