“Descubrieron que
los jóvenes de Alemania Oriental que podían ver la televisión occidental
estaban, en conjunto, más satisfechos y contentos con el régimen. Los que no
podían ver la televisión occidental, por ejemplo, los que vivían en el valle de
los desinformados, estaban mucho más politizados, eran más críticos con el régimen
y, el dato más interesante, más proclives a solicitar visados de salida (…)
Havel
tendría que haber escuchado el consejo de Philip Roth, quie en 1990 les dio a él
y a sus colegas intelectuales checos un buen consejo en las páginas del New
York Review of Books, cuando predijo que el culto a los intelectuales disidentes
no tardaría en ser sustituido por un
adversario mucho más poderoso: “Estoy hablando de esa cosa que
trivializa todo: la televisión comercial; no un puñado de canales de aburrida
televisión tópica, que nadie quiere ver porque está controlada por un zafio
censor del Estado, sino una o dos docenas de canales de aburrida televisión tópica,
que casi todo el mundo ve en todo momento porque es entretenida" (…)
Las masas
han sido transportadas a Hollywood mediante las películas pirateadas que
descargan de BitTorrent, mientras las élites viajan entre Palo Alto y Long Beach
mediante charlas TED. ¿Quién esperamos exactamente que lidere esta revolución
digital?¿Los Lolcats? En cualquier caso, internet dificulta más que facilita
que la gente se comprometa, aunque sólo sea porque las alternativas a la acción
política son mucho más agradables y carentes de riesgos. Esto no significa que
en Occidente debamos dejar de promover el acceso a internet sin trabas. Hemos
de encontrar formas de sustituir nuestra defensa de un internet más libre por
estrategias capaces de comprometer a la gente con la vida política y social. Aquí
deberíamos hablar tanto de los consumidores voraces de vídeos de gatos, como de
aquellos que siguen los blogs de antropología. De lo contrario, es posible que
acabemos como un ejército de gente libre para conectarse, pero que sólo desee
hacerlo con amantes en potencia, pornografía y cotilleos de famosos. El entorno
que rodea la abundancia de información no conduce per se a la democratización,
pues puede trastocar ciertas relaciones, sutiles pero importantes, que ayudan a
alimentar el pensamiento crítico. Sólo ahora, cuando hasta las sociedades
democráticas están sorteando este nuevo entorno de satisfacción infinita, nos
damos cuenta de que la democracia es una bestia mucho más delicada, frágil y
exigente de lo que habíamos supuesto, y de que algunas de las condiciones que
la han posibilitado tal vez haya sido específicas de una época en que la
información era escasa”
2 comentarios:
Me gusta mucho esa reflexión final sobre la democracia y la información. Me intriga mucho.
i tant! és un gran tema sobre el qual molts hauran (haurem), des de les seves disciplines específiques, de tornar-hi... :-)
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