miércoles, 27 de junio de 2012

LA CONSTRUCCIÓN DE LOS “MODELOS CULTURALES”

Nota: Este artículo se ha publicado hoy en El Cultura/s de La vanguàrdia. La versión castellana del blog es una versión un poco ampliada; la versión catalana es la versión tal cual ha aparecido en el periódico.




Decía Hannah Arendt en La crisis de la cultura que una crisis nos obliga a volver a las preguntas, pero sobretodo, a recaer en los juicios directos. Según Arendt el problema es que estas respuestas o “juicios directos” los buscamos en un “nuevo orden” con cierta continuidad histórica y más basados en la ilusión de un mundo posible que en el mundo en sí mismo. ¿Cuáles son los juicios directos que podemos hacer sobre nuestra realidad cultural?

1) Juicio 1: La construcción de un modelo cultural basado en la supervàlua de la individualidad, viva o muerta. Es conocida la historia de cómo el gobierno de los Estados Unidos en los años 60’s inyectó fondos a la Fundación Rockefeller para que comprara la obra de Jackson Pollock a precios descomunales y así poner “una aura de valor” a la obra del artista “menos conflictivo” y situar Nueva York como centro cultural, con el MoMA como líder. Estas políticas elitistas y contruídas desde el dólar fueron atacadas por el Art Workers Coalition que pidió al MoMA nuevas políticas culturales basadas en una apertura de los comisariados, la entrada gratuïta, el alquiler de las obras expuestas, la presencia de artistas de todas las clases, géneros o países, etc. Propuestas que en parte fueron aprobadas por la dirección del museo. En 2008 la ex ministra de Cultura Sinde clamaba ante los ministros de cultura europeos que hoy en día Gaudí o Picasso siguen generando más empleos que muchos de los artistas vivos. De alguna forma, se pasó de fabricar el “artista ideal” a fabricar “el artista muerto más rentable”, bailando sobre las tumbas, el arte encontró su fórmula de negocio y acabó convirtiendo los centros culturales y los museos en lo que Hito Steyerl llama “el museo como fábrica social” donde el espectador pasa a ser el trabajador ideal. Este síndroma del “frankenstein” sigue vigente: los ministerios de cultura siguen confiando en sus cuatro “apóstoles” representativos de la cultura (algunas enarboladas por la válua que da el paso del tiempo, otras mero producto de la publicidad y el marketing) a los que pasean sin mácula por ferias, muestras y homenajes. Si hace más de un siglo el museo institucional podía acoger su particular “Salon des refusés”, hoy en día el mundo se ha convertido en un “salon de los rehuídos” generalizado y los museos (esas Cuatro Constalaciones basadas principalmente en la revitalización de las colecciones y el patrimonio que ha creado Mascarell) han vuelto a su andamiaje versaillesco.

2) Juicio 2: La emancipación del trabajo cultural respecto al corpus social: la cultura, encerrada en sus corsés burocráticos y las Políticas Culturales de turno, ha desatendido dos factores determinantes: la educación y la comunidad. Sin ellas, hablar de cultura es como hablar de ladrillos, y mucho se ha hablado de ladrillos en este país.

3) Juicio 3: La transferencia de un modelo económico opaco y de rendimiento immediato aplicado las Industrias Culturales y Creativas: ya en los años 60’s, Adorno y Horkheimer nos alertaban del modelo cultural que propiciaba lo que ellos empezaron a llamar “industrias culturales”. Según los de Frankfurt, la civilización de masas ha dado lugar a una cultura que ya no tiene que hacerse pasar por arte, es más, una cultura que se produce del mismo modo en el que se producen las salsichas, primando el efecto sobre el consumidor, la indistinción entre la esfera pública y la privada, la eterna repetición de lo mismo, la vida cotidiana como paraíso, la espiritualización de la distracción y la diversión como telón de fondo; eso que por aquella época también Edgar Morin llamaba la “colonización vertical”, la “industrialización del espíritu”. Cincuenta años después toda una serie de críticos y artistas vuelven a repensar el modelo de “industrias culturales” que desde el 2001 ha imperado en todo el mundo occidental (recuerden las políticas culturales de Blair donde animaba a cada individuo a ser creativo y a potenciar el copyright –esto es, el paso natural de una sociedad de consumo de masas a una de ninchos de mercado donde esto ninchos los crean los propios consumidores, ahora micro-targets). De las Industrias Culturales se ha pasado a las Industrias Culturales y Creativas, intentando hacer de esta “creatividad” un elemento distintivo de cada individiduo, una creatividad basada en la autoexpresión y el libre consumo; de la construcción del “artista ideal”, pasando por la “reconstrucción del muerto ideal”, ahora llegamos a que cada ciudadano invierte en sí mismo para construir su “Yo ideal” (prácticas post-individuales lo llaman) y, como dice Arendt, cuando la libertad individual se impone totalmente, la libertad está amenazada. Angela McRobbie ya cuestionó ese modelo en Everyone is creative. Artists as pioneers of the new economy?, Gerald Raunig (entre otros) en Critique of Creativity: Precarity, Subjectivity and Resistance in the ‘Creative Industries y Matteo Pasquinelli dentro de MyCreativity Reader: A Critique of Creative Industries editado por el Institute of Network Cultures hace una genealogía y crítica del “capitalismo cognitivo” inherente a las ICC con su transformación de los asalariados (ahora cognitariado) en precariado, con su aniquilación del valor de la dimensión social, colectiva y política de las obras y alertando sobre fenómenos como el best sellers The Rise of the Creative Class de Richard Florida donde todo el peso cultural recae en las estadísticas (las mismas que encabezan la mayoría de informes que resumen las actividades culturales de las administraciones públicas, estadísticas que empiezan siempre por el número de visitantes/ espectadores/ compradores de las obras).

4) Juicio 4: La transferencia de valores sociales basados en la participación y la libertad de expresión para crear un marco de opinión pública masivo que sea a su vez de consumo público masivo y, cuando no, delegar en la masa la producción de una obra o evento a través del crowdsourcing o el crowdfunding (micro-mecenazgo). Y hablando de micro, volvamos a Alemania, puesto que hemos empezado allí, y veremos cómo el modelo de Merkel de los micro-empleos en la cultura acaba por generar micro-profesionales para micro-almas con micro-depresiones.

Ante esta generalización, ¿qué devenir le espera a la Cultura? El Libro Blanco de la Generalitat del 2001 pedía infraestructuras, equipamientos (y se pasaron); el Libro Verde del 2007 abogaba por una interrelación más estrecha entre educación, innovación y nuevas tecnologías, creatividad, experimentación, transversalidad, redes de centros, el ámbito local y el internacional (y no llegaron a tanto). Cada cuatro años la cultura es vapuleada y ahora peor, la educación, esa herramienta básica para que exista la Cultura que reclamaba Arendt, está siendo ahogada, y no podemos dar crédito de tanto crédito que se da en las arcas donde se produce el fraude.  ¿Cuál sería el juicio directo para una situación óptima para la cultura? Aquella en la que exista una educación para todos y de calidad, el vínculo de la cultura con el tejido social no desde una perspectiva reproductiva y de consumo masivo sino productiva (integrando nuevos modelos de negocio sostenibles) y colectiva (integrando la dimensión social), el aúnamiento de la alfabetización digital con las prácticas humanísticas, la inversión en los profesionales de la cultura que hay entre el “genio construido” y el “artista amateur”, el pensar las redes entre agentes y equipamientos culturales no sólo en relación a la multiplicación de los beneficios sino con relación a la sostenibilidad de los recursos, infraestructuras y capitales invertidos, esto es, generar un banco común de servicios y profesionales. Si en el corazón del nuevo proyecto cultural de la Generalitat está en la Agencia Catalana del Patrimonio Cutural, ¿dónde queda el sueño tan hallado en numerosos formularios de exportar e internacionalizar la Cultura Catalana, de crear tejido cultural? Las ruinas no se pueden exportar, sólo nos representan ante los ojos extraviados de los turistas. Un “modelo ideal de cultura” para un futuro sin presente de poco sirve.

(VERSIÓ CAT)
TRENCAR MODELS? EL PRESENT DE LA CULTURA

Deia Hannah Arendt a La crisi de la cultura que una crisi ens obliga a tornar sobre les preguntes, a recaure en els judicis directes. Segons Arendt, el problema és que aquestes respostes les busquem en un “nou ordre” més basat en la il·lusió d'un món possible que en el món en sí mateix. Quins són els judicis directes que podem fer sobre la nostra realitat cultural?

1)La construcció d'un model cultural basat en la supervàlua de la individualitat, viva o morta. El govern dels Estats Units, juntament amb la Fundació Rockefeller, van invertir sumes astronòmiques en Jackson Pollock per a situar Nova York com a centre cultural, amb el MoMA com a capçalera. El 2008, l'ex-Ministra de Cultura Sinde clamava davant els ministres de cultura europeus, que Gaudí o Picasso segueixen generant molts treballs. D'alguna forma, es va passar de fabricar l' “artista ideal” a fabricar l' “artista mort més rentable”, ballant sobre les tombes, l'art va trobar la seva fórmula de negoci i va acabar en el que Hito Steyerl anomena “el museu com a fàbrica social” on l'espectador passa a ser el treballador ideal. Aquest síndrome segueix vigent, els ministeris de cultura continuen passejant  els seus quatre “apòstols” per fires, mostres i homenatges. Si fa més d'un segle el museu acollia el seu particular “Salon des refusés”, avui en dia el món s'ha convertit en un gran “salon des refusés” i els museus han tornat a les seves bastides patrimonials i versaillesques

2) L'emancipació del treball cultural respecte el corpus social: la cultura, tancada en els models burocràtics i de Polítiques Culturals, ha desatès dos factors determinants: l'educació i la comunitat.    

3)La transferència d'un model econòmic opac i de rendiment immediat aplicat económico opaco y de rendimiento immediato aplicado a les Indústries Culturals i Creatives: Segons Adorno fa 50 anys, la “indústria cultural” ha promogut una cultura que ja no ha de fer-se passar per art, que es produeix de la mateixa manera que qualsevol producte, primant l'efecte sobre el consumidor, la indistinció entre l'esfera pública i la privada, l'eterna repetició del mateix, la vida quotidiana com a paradís, l'espiritualització de la distracció i la diversió com a teló de fons; això que Morin anomenava la “colonització vertical”, la “industrialització de l'esperit”.  Ara, crítics i artistes tornen a repensar el model de les “Indústries Culturals” que des del 2001 ha imperat (recordin les polítiques culturals de Blair on animava a cada individu a ser creatiu i a potenciar el copyright -el pas natural d'una societat de consum de masses a una de nínxols de mercat on aquests els creen els propis consumidors -micro-targets). Ara s'anomenen Indústries Culturals i Creatives, intentant fer d'aquesta “creativitat” basada en l'autoexpressió i el lliure consum, un element distintiu de cada individu; de la construcció de l' “artista ideal”, passant per la “reconstrucció del mort ideal”, arribem a què cada ciutadà inverteix en sí mateix per a construir el seu “Jo ideal” i, com diu Hannah Arendt, quan la llibertat individual s'imposa totalment, la llibertat està amenaçada. Angela McRobbie, Gerald Raunig i Matteo Pasquinelli, entre d'altres, qüestionen aquest model de producció cultural que transforma el “cognitariat” en “precariat” aniquilant la dimensió social, col·lectiva i política de les obres i ens alerten sobre fenòmens com The Rise of the Creative Class de Richard Florida on tot el pes cultural recau en les estadístiques vinculades al nombre de visitants/espectadors, les mateixes que encapalen la majoria d'informes que resumeixen les activitats culturals de les administracions públiques. 

4)La transferència de valors socials basats en la participació i  auto-expressió per a crear un marc d'opinió pública massiu que és, a la vegada, de consum públic massiu: del micro-mecenatge als micro-treballs de micro-professionals per a micro-ànimes. 

El Llibre Blanc de la Generalitat demanava infraestructures, equipaments (i es van passar); el Llibre Verd demanava una relació més estreta entre educació, innovació, noves tecnologies, creativitat, experimentació, transversalitat, xarxes de centres (i no van arribar a tant). Cada quatre anys la cultura és estomacada, com ara ho és l'educació, eina bàsica per a que la cultura sigui possible. És necessària una educació de qualitat, una cultura vinculada al teixit social productivament (integrant nous models de negoci sostenibles) i col·lectivament (integrant la dimensió crítica i social), la inversió en els professionals que hi ha entre el “geni construït” i l' “artista amateur”, el pensar les xarxes entre agents i equipaments culturals a partir d'un banc comú de serveis, recursos i professinoals. Un “model ideal de cultura” per a un futur sense present, de poc serveix.
 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Et paga CIU... Hipocrita

http://www.vozbcn.com/2012/06/27/119011/razonables-multimillonarias-subvenciones-vanguardia/

Unknown dijo...

Un article estupendo. Gràcies

Ingrid Guardiola dijo...

Moltes gràcies per la informació, sempre necessària. No visc d'això ni de conya. Tot mitjà de difusió és vàlid. Essent puristes no podríem ni adquirir els serveis de Fecsa Endesa, ni de Movistar, ni tenir un duro a cap banc, etc. És una discussió molt llarga i complexa, però gràcies pel link.

Ingrid Guardiola dijo...

gràcies a ti, Monta!